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La chica se encontraba en el aeropuerto esperando el vuelo a su país natal. No había ido a la playa luego de dejarle la carta a Bruno, y tampoco tenía intenciones de hacerlo.

Por favor todos los pasajeros del vuelo 1342 con destino a Asunción, Paraguay abordar la puerta 12.

Se levantó pesadamente de la silla con su bolso de mano y se acercó a la puerta 12.

–¡Espera Serena! ¡No te vayas!– gritó alguien.

Ella sabía de quién se trataba, por lo cual se acercó a él una última vez.

–¿Cómo me encontraste?– preguntó.

–Por favor, no te vayas– dijo ignorando la pregunta recién hecha.

–No tengo ninguna razón para quedarme– susurró ella con pesadez.

Bruno había puesto, como pudo, una de sus manos en la mejilla de Serena y la acarició, mientras que ella cerró sus ojos disfrutando de su tacto por última vez.

–Me tienes a mí– contradijo en voz baja Bruno y unió sus labios con los de ella.

–No puedo quedarme, lo siento– dijo Serena separándose lentamente de Bruno– te quiero.

Lo dijo tan bajo que creyó que él no la había escuchado, pero lo hizo. "Yo también" había respondido Bruno. Serena lo abrazó por última vez y entró a la zona de abordaje.

Siempre recordará a Bruno, a su chico ciego de la playa.

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