Capítulo 3

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Después del funeral la tensión entre Hiro y Miguel había prevalecido de manera leve, sin embargo aún presente, y Hiro habría querido fingir que todo estaba bien con el niño antes de que sus amigos se dieran cuenta y decidieran que para romper esa tensión lo mejor sería pasar el sábado todos juntos. No era que odiara la idea de pasar tiempo con el sobrino postizo de Honey o con todo su equipo de súper héroes, sino que tenía muchos proyectos pendientes, y estar en una sala de cine con Fred comentando sobre la película a voz en grito a un lado de él era lo que llamaría una pérdida de tiempo y un dolor de cabeza.

Ya le había pedido disculpas a Miguel, que el niño siguiera sintiéndose incómodo junto a él no era razón para que los sentaran juntos y les dieran una bolsa de palomitas para compartir entre los dos. El resultado, Miguel estaba por terminarse todas mientras que Hiro apenas había tomado tres, si se lo llevaron a la fuerza lo menos que debieron haber hecho es comprarles una bolsa a cada uno. Además, la película ni siquiera estaba buena, era tan aburrida, con un doblaje y actuaciones pésimas, sin mencionar los efectos especiales, ¿qué estaba viendo, Godzilla de 1954?

Miró al mexicano a su lado y después la bolsa de palomitas que segundos después le fueron ofrecidas. Miguel le miraba tímido, ¿por qué hacía eso? El primer día no podía quitárselo de encima y ahora hacía un gran esfuerzo por dirigirse a él. Soltó un suspiro de culpa y tomó un puñado de palomitas, tenía que remediar su error si quería quitarse ese peso de encima... y a sus amigos también –Gracias –dijo y se volvió hacia la pantalla después de recibir una sonrisa amable del otro.

***

-¡Uh! ¡Eso estuvo bárbaro! ¡¿Vieron cuando Doctor Cebolla lanzó su laser al centro del diamante?! y entonces hizo pang pow wiuuu directo a Sabandija Man. ¡Esos son hombres y no payasos!

-Me lo perdí, estaba más entretenida en ver cómo las palomitas de los de atrás rebotaban en tu cabeza –Le contestó Gogo con su típico gesto inmutable.

–Fue terrible ¿por qué entramos a ver esa película? –Wasabi se habría quedado dormido a medio filme si no fuera porque los gritos de Fred le hacían saltar cada vez que cerraba los ojos.

–A mí sí me gustó –dijo Miguel para felicidad del rubio quien lo abrazó por los hombros.

–Ya sabía que eras todo un conocedor, compadre. Vengan esos cinco – Sonrientes chocaron las palmas –¿Cuál fue la parte que más te gustó?...

–¿Ya acabamos aquí? Tengo cosas que hacer –Mencionó Hiro sin estar satisfecho de su avance con Miguel, pero si podía huir de una vez, lo haría.

–¡No! –Dijo Honey –Todavía es temprano, hagamos algo más. Pensaba en que podíamos ir a patinar.

–¡Apoyo la propuesta! También mi compadrito, ¿verdad Miguel? –Fred señaló al niño que seguía abrazando. Miguel asintió, no era necesario que el mayor le animara, a él le gustaba mucho la idea.

–Por mí está bien, hay una pista del otro lado de la plaza y venden batidos ricos –señaló Gogo con el dedo.

–También voy –dijo Wasabi.

–¿Hiro? –Honey mencionó casi en súplica.

El japonés los había estado observando con los brazos cruzados, si alguien estaba en desacuerdo sería más fácil librarse, pero ahora no tenía escapatoria. Miguel le observaba fijamente, esperando su respuesta, igual que todos –Bien, pero tendrán que ayudarme a darle velocidad al proyecto.

–¡Yo te ayudo! –Se apuntó Miguel de voluntario para sorpresa de Hiro. Miguel intentaba romper la tensión entre los dos, pero él no era la mejor opción para el trabajo que tenía esperándolo.

El niño de la máscara de CatrínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora