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Se encontraba parado frente a la empresa de los Jeon con un cubre bocas y unas gafas de sol. Suspiró pensando en lo que haría, sin darle más vueltas al asunto, abrió la puerta de la entrada y la recepcionista lo recibió.

─ Hola, muy buenas tardes ¿en qué le puedo ayudar? ─ saludó la mujer tras el escritorio bien organizado.

─ Busco a Jeon JungKook. ─ dijo acercándose hasta donde la chica yacía sentada.

─ ¿ya tiene una cita registrada? ─ preguntó con esa típica sonrisa de empleada.

─ no, pero es urgente.

─ Lo sentímos pero debe hacer la cita con anticipación de una semana. Si quiere le hago una. ─ tecleó sobre el ordenador accediendo a la plataforma ─ ¿nombre?

─ No no, lo necesito ahora, realmente será algo corto, necesito decirle algo y listo. ─ insistió con la poca esperanza que le dejaran pasar.

─ llamaré al joven Jeon para ver si puede ¿nombre? ─ tomó el teléfono marcando.

─ No llame. No puede decirle mi nombre, ayudeme por favor. ─ rogó a la recepcionista quién le miraba de una forma muy extraña.

─ las políticas de la empresa me prohíb- ─ TaeHyung dejó en la mesa un cheque de 500 mil wones. La mujer se asombró, era el doble de lo que cobraba. ─ e-este yo, no debería

─ Él me conoce y me encargaré de que conserve su trabajo, sólo dejeme entrar y hablar con él.

─ Está bien, por favor no se demore, no quiero problemas. Es el piso número 24 en el pasillo del fondo, a su secretaria dígale que si tiene cita confirmada entonces le dejará entrar.

─ Gracias, muchas gracias. ─ sonrió victorioso para ir hasta el ascensor y marcar el piso 24. Mientras iba los nervios le carcomían la mente dandole altas ganas de regresar y no volver a intentarlo. Pero debía ser valiente y quería volver a verlo, odiaba pensar en la mala imagen que le dejó a JungKook.

Al llegar al piso las puertas se abrieron y salió del ascensor. Había tres pasillos y no tenía idea de cuál era. Pero ese delicioso aroma que tanto le hacía feliz se registró por sus fosas nasales.

Se dejó guiar hasta de donde provenía aquel olor. Al llegar la secretaria lo detuvo.

─ Buenas Tardes ¿busca a Jeon JungKook? ¿tiene cita previa? ─ habló.

─ Sí, y ya la confirmé con la recepcionista. ─ trató de mantenerse firme para no levantarle sospechas.

─ Que extraño. Estoy segura que tenía libre en la agenda, bueno, de seguro el sistema cayó. Pase por favor. ─ la chica le sonrió abriendole la puerta con una clave.

¿por qué este hombre tiene tantos protocolos de seguridad? Se preguntó, era muy anormal. Ni él hacía tanto problema, bueno no es como si mucha gente lo quisiera ver.

Entró a la oficina donde JungKook se hallaba sentado leyendo algunos archivos. La secretaria cerró la puerta dejándolos solos.

Sin ni siquiera regresar a mirar JungKook habló ─ ¿qué haces aquí? Sabes que no eres bienvenido.

─ Necesito hablar contigo, sé que no quieres saber de mi existencia pero realmente lo quiero. ─ se mantuvo en el lugar donde anteriormente se quedó, no tenía ni las ganas ni la fuerza para moverse.

─ Tienes conceptos tan raros de hablar. Si para ti hablar es venir a insultarme y calentarme para luego burlarte, necesitas un diccionario con urgencia.

El castaño suspiró rendido, era justificable su comportamiento tan frío pero le estaba llegando a molestar, nadie nunca se dignó en hablarle tan sarcasticamente por lo que acostumbrado era lo menos que estaba.

ツンデレ愛 ─ kvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora