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¿Cómo se supone que debía decirle a Niall, después de tener sexo, que asistiría a la reunión anual de las manadas con alguien más?, y no solo con alguien más, sino con el chico que despreciaba hasta el tuétano, y que no podía ver sin que sus ojos se pusieran rojos.

Harry abrió la puerta con cuidado, sus brazos estaba ocupados con una bandeja de comida, esperando que con ella, Niall no enfureciera ni la tomara tanto contra él.

Tomó coraje, hinchando su pecho y adentrándose en la habitación, encontrándose con el lánguido cuerpo de Niall tendido sobre la cama, con un brazo junto a su cabeza y el otro a un lado de su cuerpo.

Las cobijas azules cubrían su cintura, pero su pierna izquierda sobresalía de las mantas, flexionada y pálida.

Harry se arrodilló frente al rubio, dejando la bandeja de lado, solo para liberar sus manos y poder ocuparlas, rozando los labios de Niall con la yema de sus dedos.

La cejas rubias del beta se fruncieron con incomodidad. Pestañeó lentamente, sin abrir sus ojos por completo, y Harry observó los ojos de Niall revolotear debajo de sus parpados.

Finalmente Niall los abrió, y con la luz del crepúsculo por fin Harry apreció un color que no había visto nunca antes en los ojos de Niall.

Eran grises y oscuros, y Harry retuvo el aliento.

—¿Qué crees que haces? Pareces un psicópata —dijo Niall con su voz ronca, mientras que su acento salía grueso e impasible.

Harry se rió ante la cara extrañada de Niall, preguntándose cómo alguien podía seguir viéndose así de bien con el cabello desordenado, la cara roja y expresando un claro cansancio post sexo.

Su sonrisa se borró, recordando de inmediato lo que había venido a hacer. Tomó aire, armándose de valor para cualquier tipo de reacción que Niall pudiera tener.

Acarició su cabello, ganándose otra mirada de extrañeza por parte de los grisáceos y oscuros ojos de Niall. Pero algo completamente diferente emanó de su boca, y Harry casi se congeló al soltar lo que no quería soltar.

—¿Quieres ir a una cita conmigo?

Quiso retractarse de inmediato, pero al ver la sonrisa brillante y el color azul cerúleo con gentiles motas de verde lima retornar y recobrar de nuevo los ojos de Niall, decidió cerrar la boca, pensando que habría otros momentos para decirle lo que su padre había comandado antes de que el día de la fiesta llegara.

—¿Y a dónde quieres llevarme galán? —preguntó el rubio, dejando caer su rostro de regreso en la almohada, con una sonrisa seductora.

—Gemma me habló de una convención de auto cinema en el pueblo, supe que tú siendo el friki que eres te fascinaría.

La sonrisa de Niall se amplió, dejando expuestos pequeños hoyuelos alargados sobre sus pómulos. Harry se cuestionó, como era que no los había notado antes, o quizá solo era que Niall no sonreía lo suficiente como para obligarlos a salir.

—¿Qué clase de películas?

—Esas películas antiguas de culto que tanto te gustan.

—¿Estará Mamma Mia? —se preguntó Niall.

Harry casi quiso reír ante la demasiado seria expresión de Niall.

—¿Hablas en serio? —preguntó, mordiendo su hinchado labio inferior, aguantando la risa que amenazaba con escaparse de su garganta.

—La banda sonora es buenísima.

—¿Hablas de Abba? —Harry esta vez no pudo contener la risa escandalosa que despegó de su garganta— ¿Estás diciendo que Niall Horan, el chico que usa camisetas de antiguas bandas de rock, es fanático de Abba?

savage; nsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora