II -3 Días

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—Ya deja de llorar. —la azabache resopló con fastidio mientras cerraba su libro de historia, recién era lunes en la mañana y ya tenía que soportar a la rubia —¿Cómo se supone que estudie con tus gritos?

—¡Cierra la boca Sasuki! ¡¿Qué no ves que me rompieron el corazón?!

Naruko la miró con los ojos rojos y llenos de lágrimas, ambas con el uniforme de la escuela y sentadas en sus respectivos mesabancos.

—Yo te lo advertí, todos te lo advertimos, sí él ya no está interesado en tí es solo tu culpa.

Sasuki se arrepintió de inmediato de haber hecho aquel comentario cuando el labio inferior de la rubia tembló y un escandaloso llanto salió de los labios femeninos.

—¿Y ahora por qué tanto ruido? Que fastidio. —Shikamari entró al salón bostezando, a su lado la castaña y rellenita Chouji comía de una bolsa de papitas.

—¡Shikamari, él no me ama! ¡¿Por qué?! —la rubia escondió su rostro entre sus brazos y siguió llorando con fuerza.

—Eso es porque eres una retrasada que lo hizo esperar media vida, yo también me habría hecho gay en su lugar. —Ino se recargó contra la pared y observó su rostro a través de un pequeño espejo de mano.

Sasuki rodó los ojos y observó a su mejor amiga con fastidio.

—¿Y solo te rendirás así como así?

—¿E-eh? —Naruko levantó su mirada y sorbió por la nariz.

—Si tanto te duele, pelea por él, robaselo al imbécil con el que sale y ya.

La rubia se calmó un poco y miró el suelo con tristeza.

—No es tan sencillo. —murmuró.

Sasuki alzó una ceja —¿Por qué?

Antes de que contestara, gritos femeninos se comenzaron a oír fuera del salón.

—¡Kya, Hinata-sama se ve muy apuesto hoy!

—¡Hinata-sama, le hice pastelillos!

—¡Hinata-sama, salga conmigo por favor!

—Lo siento, señoritas, pero ya estoy saliendo con alguien, si me disculpan, tengo que irme. —una sombra masculina se mostró por la ventanilla de la puerta antes de que esta fuera abierta y por ella entrara Hinata Hyuga vistiendo impecablemente el uniforme de colores obscuros.

—Buenos días. —el azabache hizo una reverencia y sonrió levemente, pronto los ojos azules de Naruto se volvieron a llenar de lágrimas, pero el Hyuga no lo notó, caminando hacia la banca que le pertenecía.

—¡Hinata! —Ino corrió hacia el chico y rodeó con uno de sus brazos sus hombros, sonrió con picardía y jaló de uno de los cachetes del pálido —¡Bien escondidito te lo tenías ¿eh?! ¡¿Quién es el afortunado, pillín?!

Las mejillas del menor se colorearon de rosa y sonrió con timidez.

—B-bueno...—la puerta abriéndose interrumpió a lo que fuera a decir, por ella entró un nervioso Sakura.

—B-buenos días. —el chico caminó con la mirada baja hasta su banca, que se encontraba justo frente a la de Hinata.

El azabache apartó con cuidado a Ino y sonrió con alegría al recién llegado.

—Buenos días Sakura-san. —el mencionado se sentó y giró en su dirección, con los ojos cerrados y los puños apretados con nerviosismo.

Hinata rió levemente antes de inclinarse y besarlo castamente en los labios.

Sakura tembló en su lugar, sí bien el fin de semana que había pasado a su lado lo había ayudado a acostumbrarse a las muestras de afecto por parte de su reciente pareja, aún le costaba controlar sus nervios frente a otras personas.

Por otro lado el resto de los presentes miraban con sorpresa la reciente interacción.

—¡¿Pero qué cara...?! —Ino los apuntó incrédulo. Sakura enrojeció por completo y tapó su rostro avergonzado.

Hinata, en cambio, sonrió con completa alegría, irradiando felicidad por cada uno de sus poros.

—Buenos días clase, todos a sus asientos por favor. —la maestra Asuma entró al salón seguido de varios alumnos y colocó un libro en su escritorio —Hoy hablaremos sobre el porque de la... señorita Uzumaki, deje de llorar.

...

—¿Cómo demonios pasó esto?

El grupo de amigos observaban desde la distancia a la reciente pareja de enamorados, donde el Haruno no dejaba de esconder su rostro en el pecho de su novio, mientras que varias chicas lloraban desconsoladas en el comedor del instituto.

—Ninguno me dijo nada acerca de esto...—murmuró Ino desconcertado.

—¡Es tan injusto! —volvió a lloriquear Naruko, mientras agitaba por los hombros a Sasuki —¡¿No se supone que a Sakura le gustabas tú?! ¡¿Por qué tuvo que robarse a mi hombre?!

—¿Y yo por qué tendría que saberlo?

—¡Todo esto es culpa tuya!

—¿Ah, y eso por qué? —Sasuki se soltó fastidiada del agarre y tomó su libro de historia de la mochila.

—¡Sí le hubieras dicho que si a Sakura esto no estaría pasando!

—Tú pudiste haberte apresurado con el Hyuga.

—¡¿Y yo cómo carajos iba a saber que el hombre más perfecto del mundo estaba tras de mí?!

—Era tan obvio, todo el mundo lo sabía. —Shikamari rodó los ojos aburrida de aquella discusión.

—¡Pero yo no!

—Te lo dijimos, tú no nos quisiste creer. —Chouji comía su almuerzo ignorando los gritos de Naruto y observando la interacción de Hinata y Sakura.

—Son bastante tiernos ¿no? —Tenten llegó junto a Neji y Lee, sentándose los tres en la misma mesa que los más jóvenes. Neji se encogió de hombros.

—Prefiero que Hinata-sama salga con Haruno a que salga con la estúpida de Naruko.

—¡Neji! ¡¿No eramos amigas?! —la rubia observó a la mayor con indignación.

—Jamás dije que lo fuéramos.

—¡Neji!

...

—¿Qué crees que piensen sobre nosotros? —murmuró Sakura contra el pecho del Hyuga, sus cabellos siendo acariciados con cariño y calmándose al oír los latidos del corazón del menor.

—Que hacemos una buena pareja. —Hinata rió y besó la cabeza de su pareja, sintiéndose pleno al poder estar por fin a su lado.

—¿De verdad?

—Por supuesto, ¿quién no lo pensaría?

—¿Media población femenina?

Y ambos rieron, sin importarles realmente lo que pensaran los demás.

Nadie esperabaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora