• Capitulo 21 •

399 44 0
                                    

— Me molesta que andes de cariñosa con Elías —pego un pequeño salto, al encontrarme con Abraham detras mio.

Hace menos de veinte minutos que habia venido a la habitación de Ángel a buscar algo y él ya acá. Más rápido imposible.

— No me podes reclamar nada a mi —me cruzo de brazos obervandolo enojada—. Te acostaste con  mi hermana, me engañaste, no tenes derecho de reclamarme.

— No sabia que era tu hermana —alza sus manos. Alguien agarrame que lo mato, lo mato.

— Sepas o no —me acerco a él, enojada—, no tenias porque engañarme. ¡YO! Era tu novia, yo estaba en ¡TODO! No ella —digo demasiado cerca de su rostro. Antes de que intente tocarme, me alejo—. No tenías porqué engañarme. Te di todo y, sin embargo, lo hiciste, me engañaste.

Siento como las lágrimas se acumulan en mis ojos, impidiendome ver con claridad las cosas. Paso mis nudillos por mis ojos y agarro el celular de Ángel, saliendo de la habitación dejando a Abraham solo.

Bajo corriendo la escalera y le doy el celular a Ángel con la cabeza agachada al cruzarlo antes de entrar a la sala donde estan todos.

Me acerco a Elías y me siento a su lado, pasa su brazo por mis hombros y escondo mi cabeza en su cuello. No aguanto más y sollozos salen de mis labios.

— Pequeña ratita —sus labios se pegan en mi oído—, ¿Qué sucede?

—  Ya sabes, Abraham —murmura algo que lo alcanzo a escuchar, frunzo el ceño—  ¿Qué suce....

—  Ángel, ¿Con Milu podemos ir a dormir solos? —frunzo el ceño y me acomodo mejor, limpiando mis lágrimas disimuladamente. Veo como Abraham baja un poco desanimado y con sus ojos rojos, al igual que su rostro. Cuando el me mira, me concentro en Elías que murmura algo en el oído de Ángel y al instante se concentra en mí.

— Oh, bueno —se acerca a mi y me abraza. Confundida lo acepto—. Vayan a dormir a mi habitación o a la de huéspedes, la que quieras.

— Gracias, bro —agradece Elías  y me agarra de mi mano derecha tirando de esta.

— Gracias, Ángel —sonrío apenas y beso su mejilla. Elías me carga como costal de papa.

Escucho como ríen, al igual que los demás, menos Abraham, que al pasar por al lado suyo, logré ver como golpeó el hombro de Elías.

Al salir de la vista de todos, me baja y pasa su brazo por mis hombros, llevandome a la habitación de invitados.

Al entrar, lo primero que hago es abrazarlo con todas mis fuerzas, liberandome por completo.

— Es un idiota —hablo entre sollozos—. Aveces pienso que nunca me amó.

— Ratita —agarra su rostro entre mis manos y elimina todo rastro de lágrimas—, él siempre te amó.

— ¿Por qué me engañó entonces? —me alejo y paso mi mano por mi pelo— ¿Cómo sé si solo me engañó una vez?

— Sabes que él no lo hizo con intención

— Carajo Elías, ¿Cómo sé si miente? —me siento en el borde del colchón— Desde que lo vi así, con labios marca...—trago duro—, me cuesta creer en sus palabras, más, sabiendo que yo siempre fui insegura respecto a quiénes me rodean.

— Obviamente yo no —hace pose de diva.

— Nop, con ustedes estoy completamente segura de quienes son y que no me van a mentir.

— Todos te queremos incluyendo a Abra....

— No lo nombres —me tiro hacía atrás con las manos en mi rostro— No quiero arruinar la fiesta de sol mañana. No quiero andar con mala cara o con cara triste, quiero pasarlo de diez con ella.

𝙰𝚖𝚘𝚛 𝚎𝚗𝚝𝚛𝚎 𝚌𝚘𝚛𝚛𝚎𝚍𝚘𝚛𝚎𝚜 [A.M] {EDITANDO}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora