Dejó la copa a medio terminar sobre el balcón que daba al jardín del hotel y arrinconó a Génesis contra la pared, sujetándola de las mejillas y parte de la nuca, inclinó su cabeza hacia arriba para que se miraran con atención.
Génesis tuvo un revoltijo de sensaciones y estaba tan nerviosa que ni siquiera sabía cómo podía mantenerse en pie al sentir sus piernas como gelatinas. Tiziano a pesar de lo furioso que estaba por lo que le había hecho, no podía negar que estaba deseando con fervor poder besarla. Y lo hizo, se inclinó a su rostro y capturó sus labios contra los suyos y el tiempo se detuvo para ellos.
La muchacha correspondió el beso también, a pesar de no saber cómo actuar en aquella situación, pero lo hizo porque algo en ella surgió cuando lo conoció por primera vez y no sabía exactamente lo que era, lo único que sabía y de lo que estaba realmente segura era que esa sensación se sentía maravillosa.
Tiziano se separó de ella pocos minutos después y al hablarle de nuevo, la embarró aún más.
―O te calmabas o te calmabas ―contestó con sequedad.
Génesis volviendo a enfurecerse ante la actitud machista de él, le estrelló una cachetada, dándole vuelta la cara.
―Eres un cretino ―lo miró matándolo con la mirada.
El hombre no puso objeción a lo que ella le había dicho y hecho, solo la miró y le pidió las llaves del auto, porque volvían a la casa.
―¿Las quieres? ―le preguntó con sarcasmo y mostrándoselas mientras se las movía frente a sus ojos―, pues ve a buscarlas, Tiziano Améndola ―le contestó con seriedad y se las tiró con dirección al jardín del hotel.
―¡No! ―gritó desesperado y acercándose al balcón mirando hacia abajo.
―Vamos a ver si ahora eres tan macho para buscarlas ―le respondió con sorna y riéndose―. Lo espero al lado del autito, señor Améndola ―le emitió con ironía, entró al salón y se dirigió hacia los ascensores para ir al estacionamiento del hotel.
A Tiziano le tomó una hora poder encontrar las llaves y bajar al estacionamiento, para ver a Génesis de brazos cruzados y con una sonrisa de triunfo. Ni siquiera se hablaron, desactivó la alarma y entraron al auto.
―¿Con quién dejaste a Stefano?
―Con mi hermana.
―Supongo que lo irás a buscar, ¿verdad?
Tiziano revoleó los ojos y no le contestó y mucho menos cuando llegaron a la casa luego de ir a buscar al bebé a la casa de Brunella. Génesis solo le dio las buenas noches a él y antes de subir, el hombre le habló.
―¿No cenarás? ―le preguntó con curiosidad.
―No, no tengo hambre ―le respondió tajante y subió las escaleras para de inmediato entrar al cuarto y cerrar la puerta.
Hizo todo lo necesario para preparar a Stefano para dormir y cuando se quedó dormido, lo acostó en su cunita y ella aprovechó para desvestirse, desmaquillarse, ponerse el camisón y entrar a la cama. Y durante dos horas no pudo dormir y lo mismo le pasaba a Tiziano, dio miles de vueltas en la cama. Ambos estaban pensando sobre lo que había pasado en el balcón de aquel hotel. Génesis lloraba por lo que él se había atrevido a hacerle, sentía que había jugado con sus sentimientos y peor se sintió y Tiziano, solo pensaba en aquel beso tan deseado que le había dado y aunque Alejo le prohibió tener algo con ella, no pudo evitar besarla y sentir todo lo bonito con Génesis y ya no sabía qué hacer y ni cómo actuar frente a ella, lo único que sabía con certeza era que nada iba a ser igual entre ellos a partir del beso.
Un mes más había pasado en donde, después de aquel episodio que tuvieron ambos, parecía que todo estaba normal y tranquilo y, Tiziano nunca más había sacado el tema y ella mucho menos. Y al saber que él no se dignaba a decirle algo con el tema del beso, Génesis estaba más destrozada que antes, porque comprobaba que Tiziano solo la había besado para que dejara de discutir con él y porque para él era algo muy común besarse con cualquier mujer y ella en cambio, pensaba todo lo contrario. Creía que un beso entre dos personas era porque había algo entre ellos, algún atisbo de agrado entre ambos, que se gustaban o simplemente se querían y amaban.
En ese mes, para el cumplemes de Stefano, Alejo se presentó también y para recordar el momento, no tuvo mejor idea que sacarle una foto a los tres. Se sentaron en el sillón y el bebé en el regazo de Génesis, Tiziano abrazó por los hombros a la muchacha y sintió su tensión. Más sabiendo lo que había pasado entre ellos y que jamás se había aclarado. Cuando su primo terminó de sacar la segunda toma, ella se levantó como si alguien la estuviera persiguiendo y le dio al bebé en sus brazos, ahora faltaban las fotos entre padre e hijo y era preferible así. Alejo la miró de reojo y no dijo nada, pero algo presentía que había pasado entre ellos, se olfateaba en el ambiente y esperaba que no fuera lo que sospechaba porque si era así, asesinaría a Tiziano.
Cuando el hombre dejó a su hijo en el cochecito, Alejo lo abordó para que hablaran a solas. Ambos hombres salieron al patio trasero y Génesis miró la escena con atención. No sabía porqué intuía que su primo estaba preguntándole algo de lo que había sucedido entre él y ella, de la manera en cómo se estaban comportando entre ellos. Los nervios se le dispararon al nivel máximo y sintió que las sienes le palpitaban. Sentía que iba a tener un ataque de pánico.
¿Y si Tiziano le decía lo que había pasado aquella noche? No sería tan caradura, ¿o sí? ―reflexionó.
ČTEŠ
De Margaritas y Un Amor italiano ©
ChickLitTiziano Améndola es un hombre de negocios y padre soltero. Desesperado por encontrar a alguien que cuide de su hijo mientras trabaja, conoce a la prima tímida pero con lengua afilada de su mejor amigo. Entre palabras directas e indirectas, ninguno d...
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