Capítulo 25.

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¿Has sentido que mientras duermes alguien te observa?

Pues así es como me siento en estos precisos momentos, pero el pavor de lo que me pueda encontrar al abrir los ojos supera mis ansias. Y ya han pasado diez minutos de los cuáles sólo he dado vueltas y más vueltas por lo cual decidí levantarme a beber agua.

Ni siquiera pude decir la primera letra del abecedario antes de que unas fuertes manos atraparan mi boca. Por supuesto traté de safarme pero fue un intento inútil, noté que era sólo una persona pero su fuerza dublicapaba la mía.

Tiré patadas al aire, traté de pegarle a sus costillas o donde sea que mis codos llegasen y por última opción traté de gritar lo más alto que pudiese pero tampoco dio resultado. La destreza que esta persona utilizaba era simplemente impresionante lo cuál, por consiguiente, me aterrorizaba a lo que podía llegar esto.

En todo éste tiempo en el cual me introduje en pensamientos e intentos inútiles de salvarme de ésta posible mortal situación yo era cargada a sólo Dios sabe dónde. Y luego caí en la cuenta de que estaba en un auto cuando fui arrojada bruscamente.

Pero no fue hasta cuando un cuerpo se posó a mi lado y amarró mis extremidades; tobillos, muñecas y tapó mi boca, en el que comprendí quién estaba detras de todo ésto, porque esos ojos topacio color azul los podría reconocer desde acá hasta el fin del mundo. Él se percató y susurró:

-Perdóname.

ANTÍTESIS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora