-Capítulo 8

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Viejos tiempos

Estoy sentado en las piernas de James completamente desnudo, este reposa su cabeza sobre mi hombro mientras gimotea.

-James—Susurro mientras intento que me hable—¿Qué ocurre?

-Deberías ir a darte una ducha, iré a comprar cigarrillos...

-Como desee, amo—Intento levantarme de sus piernas, pero me detiene—Alec, no fumo.

Lo miro confundido y sin decir nada me besa, sus manos toman mis pómulos mientras no deja de besarme. Sus labios buscan los míos desesperados mientras su respiración se acelera.

-Amo...—Trato de hablar, pero sus labios me lo impiden—Están tocando el timbre—James me ignora, sus manos sueltan mi cara y se posan en mis caderas, las cuales toma fuertemente—¡James!—Este me mira como si estuviera saliendo de algún de trance.

-¿Qué pasa?

-Están tocando el timbre—Me levanto de sus piernas y este me observa.

-¿Acaso te ordené que te levantaras?

-Lo siento, Amo—Suspira y se levanta de la cama.

-Iré a ver quién es, puedes tomar una ducha aquí o en tu habitación—Sale de la habitación dejándome completamente solo.

Ruedo los ojos y me dirijo al baño, mis piernas tiemblan al caminar. Al entrar al baño me miro a través del gran espejo, recorro los moretones de mi pecho los cuales fueron provocados por el chaleco de cuero.

Mi cuello luce pequeñas marcas de la noche anterior, ya que James irrumpe en mi habitación en las noches y me besa sin cesar, luego se va dejándome excitado, se va sin darme alguna caricia, sin jugar con mi miembro, sin insinuar querer tener sexo.

Me meto a la bañera y dejo que el agua caiga sobre mí mientras me quedo inmóvil, luego de algunos minutos salgo del baño y me dirijo al closet de James.

Tomo una playera y un par de pantalones, al ponerme la ropa interior James entra a la habitación algo alterado, este me observa y sin decir nada entra al baño.

-¿Quién era?—Digo al tener curiosidad por saber quién tocaba el timbre.

-No es de tu incumbencia—Se asoma detrás de la puerta del baño para así observarme, su rostro luce cansado e irritado—Eran viejos amigos que pasaron a saludarme—Se aleja de la puerta y en pocos segundos se escucha como enciende la regadera.

Suspiro confundido mientras termino de vestirme, salgo y me dirijo a la que se supone que es mi habitación.

Al entrar miro la amplia cama y sin dudarlo me dejo caer sobre ella, el ambiente es agradable y me hace sentir cómodo, mi cuerpo se relaja y al pasar los minutos me sumerjo en una sensación agradable que poco a poco hace que me quede dormido.

-¿Acaso dije que podías irte de la habitación?—James entra a la habitación provocando que abra los ojos de golpe.

-Sí, amo—Digo sin ganas mientras la agradable sensación desaparece.

-¿De verdad lo ordené?—Toma mis pies y me jala hacia el borde de la cama.

-¿Pasa algo, amo?—Lo miro mientras este aún conserva aquella expresión de algunos momentos.

-Iré a una fiesta, espérame despierto—Desordena mi cabello.

-¿No puedo esperar dormido?

-Si lo haces obtendrás un castigo—Sonríe maliciosamente.

Obedeciendo Al Amo (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora