Prólogo.

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~~Es una introducción. Por favor, no se desesperen xD... Mas adelante viene la trama principal de la historia... Espero no decepcionar. He dedicado mucho tiempo a este libro... Lean y Comenten. Me ayuda a mejorar:) Un beso! ~~

Prólogo.

Se rumoraba que un día todo el poder de las tinieblas, cayó en manos de una chica inmadura y ambiciosa, hija de una de las brujas más poderosas y de un caballero blanco de alto rango. Quizás suene a locura; ¿Unirse ambos? Es como juntar agua con aceite. Y lo es. De no haber sido por el encantamiento que Taddea utilizo para enamorar a Hadriel. Ella, como una simple bruja prepotente, observo a un hombre hermoso caminando por la plaza. Ella se enamoro casi instantáneamente al ver tanta belleza comprimida en un juvenil rostro y se juro en ese instante que él sería suyo a como diera lugar. Y valla que lo logro.

Todo era perfecto, maravilloso. Un amor prohibido, con la adrenalina constante de no ser sorprendidos. Escapaban a las profundidades del bosque, ambos se veían en secreto y se fundían en un solo ser todas las noches. Y así fue durante un par de meses, lo que no preveía Taddea era que Hadriel revelara su amor frente a toda la plaza cuando la tomo entre sus brazos y la beso, ante todas las miradas horrorizadas. El encantamiento se había ido de sus manos y era tarde. Demasiado tarde. Los espectadores de la escena, propagaron la noticia, por todo el pueblo el rumor se escurrió como mantequilla en sartén caliente hasta legar a odios de rey y la reina. Primero que nada, atraparon e interrogaron a Hadriel quien lo revelo todo sin problema, cegado aun por el hechizo, provocando que la conmoción en la gente creciera. Eso estaba excomulgado y merecía muerte inmediata.

Afortunadamente, para ese momento, Taddea se encontraba huyendo a los bajíos del bosque. Al lado sur. Donde se escondían los condenados o desterrados de la ciudad celestial. Pronto se dio cuenta, de que su abdomen crecía. Lenta y crudamente, dejando al descubierto un embarazo imprevisto. Como el amor profundo que un día le tuvo a Hadriel, se escondió, hasta dar a luz a un par de niñas con piel de marfil y cabellos plateados. Eran idénticas, reproducidas con increíble exactitud. Los rasgos más delicados y extraños que los ojos de Taddea pudieron contemplar.

Juro sobre la tumba de Hadriel protegerlas con cuerpo y alma. No podía dejar que las encontraran, de lo contrario, las matarían a ambas. Y así, decidió ir en búsqueda de su hermana, Sherilyn, y dejarle a una de sus hijas, ya que no podría con las dos. Además, así, las protegería.  

–Sherilyn. Cuídala. Cuídala con tu vida. No le menciones nada sobre su otra hermana. Quizás sea demasiado… Pero, gracias por aceptar. –La abrazo y antes de que se la entregara, le dibujo a la bebe con la yema de su dedo, una marca, que las definiría a ambas. Una gota de agua, porque ella le recordaba a la lucidez, sus ojos cristalinos, tan despejados como el río fluyendo. –Su nombre es Aquene. Llévala lejos, ocúltala contigo… Prométemelo Sherilyn.

–Creí por un momento que habías muerto Taddea. Pero en lugar de morir, diste vida a dos seres. –Sherilyn la tomo con sus brazos, la observo con fascinación y mientras cubría su cabello plateado con una manta negra, susurro; –Pero lo prometo hermana. Te dejare verla por las noches, enviare imágenes de ella en tus sueños siempre que pueda.  

Sonrío y con un rápido asentimiento, se fue, regresando al bosque. Alejando así, una parte de ella.       

El tiempo pasaba, Taddea y su hija vivían ocultas entre el denso follaje del bosque y caminaban alrededor del rio, buscando comida.  

Taddea se percato de que la niña no era normal. Además de su distinta apariencia, poseía algo que nadie más podría tener; una fuerza prodigiosa. Digna de un espécimen no nacido en el mundo. Porque era verdad, estaban rotundamente prohibidos los amoríos entre caballeros celestiales y damas de las tinieblas. La niña era... vivaz. Inclusive, para mayor desconcierto de Taddea, tenía los mismos ojos profundos y expresivos de su padre, lo cual le provocaba un llanto inevitable al invocar el recuerdo. La niña mataba a depredadores vigorosos y descomunales con un leve apretón en el cuello. Sonreía mientras los perseguía y se enfadaba cuando morían. A pesar de todo, era una pequeña con deseos de jugar.

Fue entonces cuando Taddea comprendió porque estaba prohibida la unión entre ambos seres. Porque al dar luz al fruto de su amor, no era un ser característico de las sombras, con cabello oscuro y ojos translúcidos, tampoco uno característico de los cielos, con melenas doradas y ojos como el sol. Ella era una fusión de ambas partes, piel como las perlas, ojos de humo, instintos asesinos de los caballeros blancos, poderes como las brujas oscuras, alas negras, cabello platinado con reflejos azulados... Pero sobre todo, ella tenía un corazón negro.

Negro y lleno de una avaricia incontrolable.

Silver. Ese era su nombre, su madre se lo había otorgado en honor a su padre porque él decía que la plata era el metal más precioso y único, brillante y elegante. Silver era encantadora y sublime. Y en su hombro derecho, una flama estaba proyectada.  

Silver supo de inmediato que ella era especial, al ver a su madre, al notar la facilidad con que mataba a los animales. Al percatarse de que detrás de las montañas existía un mundo desconocido que su madre se empeñaba en omitir todo el tiempo.

Silver, noche tras noche, antes de dormir, preguntaba a su madre que era lo que se escondía detrás de las montañas. Para ese entonces, ella ya era una joven con pensamientos lucidos. A un paso de la pubertad, inteligente e inquieta.  

–Madre…

–Silver, por favor. No hay nada allá, solo bestias temibles y…

–¿Por qué me mientes? –interrumpió abruptamente.

–No estoy mintiendo Silver –replico con voz suave Taddea.  

Ella miro el cielo, con los ojos vacios. –Me estas engañando. Lo sé.

Taddea no dijo otra palabra, se acostó de espaldas a Silver y se durmió rápidamente mientras que, por otro lado, la chica miraba atentamente las estrellas, preguntándose mentalmente que habría del otro lado. Miles de ideas azotaban su mente, cuestionándose si debería ir a investigar por su propia cuenta o alejarse como decía su madre.

Y antes de cerrar los ojos, suspiro hacía la sosegada noche; –Un mundo nuevo. Un universo desconocido. ¿Qué te empeñas en reservarme mama? ¿Qué

Silver Flame. (Llama Plateada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora