Capítulo 4

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Fría era la noche, la oscuridad la acompañaba, un fuerte viento se apodero de este lugar apartando la luz de esta casa, los gritos lo cubrían todo en un solo instante de respiración, no podíamos notar cuando parpadeábamos, era el mismo color de os...

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Fría era la noche, la oscuridad la acompañaba, un fuerte viento se apodero de este lugar apartando la luz de esta casa, los gritos lo cubrían todo en un solo instante de respiración, no podíamos notar cuando parpadeábamos, era el mismo color de oscuridad, como un ciego era su única vista, absolutamente nada.

El único sonido era el agua al caer de la lluvia golpeando los tejados y el suelo, cuando guardamos silencio.

- El apagón fue provocado por la tormenta – dijo el tío asomándose por la ventana, iré por unas velas- interrumpió Damián.

Me sentía atemorizada por el golpe de las ventanas abriéndose terminando en las paredes, junto a fuertes relámpagos. – No encuentro las velas, no puedo ver nada- dijo Damián.

Todos nos pusimos de pie tratando de buscar esas velas, mis padres usaron sus linternas del celular, mi hermano y yo también lo hicimos.

Buscaba en el escritorio de la sala mientras que los demás en la cocina y en los dormitorios.

- Los encontraste- pregunte a Adam a sus espaldas, - no – el respondió.

Di unos pasos al frente de él y de pronto empezó a gritar, dando luz la parte de atrás donde yo estaba parada. – ¿Que sucede? le dije alumbrándolo.

Él volteo, estaba con una mirada como si hubiese visto un fantasma o algo más. – Juraría que te tome del brazo después de que me preguntaste si los encontré, pero te cruzaste frente de mí y supe hay que lo que tome no era tu brazo sino de alguien más, lo pude sentir estaba parado detrás de mí.

Los demás llegaron. – Que es lo que está pasando aquí- dijo mamá toda alterada por nuestros escándalos.

- alguien más está aquí, respondió Adam alzando un poco la voz alumbrando donde el dese que vio a alguien que no era yo.-

- no hay nadie aquí más que nosotros- , interrumpió Rous.

- tal vez fue el perro, comento papá. – no, no fue el – dijo Adam. Yo también pienso que no fue Capullo ya que él es pequeño.

- los encontré- dijo Damián, encendió 3 velas, las coloco 1 cada parte de la casa, en la sala, y en los 2 dormitorios.

- será mejor que recojamos las cosas de la mesa para ya irnos a descansar- dijo el tío cogiendo los platos.

No quiero estar aquí, este lugar no era como antes, no como yo lo recuerdo, ya no entiendo nada, un anciano loco advirtiéndome de algo malo que no sé si será este lugar, este pueblo, personas que desaparecen en el campo oscuro, animales sin gota de sangre y destripados, incendio en las cosechas, que rayos pasa aquí, no sé si lograre soportar todo esto.

- Algo me dice que no estamos seguros aquí- dijo mi hermano acostándose en la cama tapándose con las sabanas. – Yo también pienso lo mismo- dije en voz queda.

Fue muy amable el tío en dejarnos dormir esta noche y que podíamos dormir con nuestro pequeño Capullo. Esta cama es muy cómoda y suave y la habitación es muy acogedor espero que los hermanos nos hagan ruidos mientras dormimos ya que estamos en la misma habitación.

- espero que mañana sea un buen día – dije susurrando. Adam ya estaba dormido al igual que Capullo y los hermanos. Solo espero no tener pesadillas, cerré los ojos y me relaje para descansar por el largo día que tuve.

Es sábado. Los rallos del sol me dieron un cálido abrazo en mi rostro, todos estaban dormidos, espeto Adam, ¿Dónde podrá estar? Y supongo que Capullo fue con él, trate de no hacer ruido al momento de poner cada pazo sobre el suelo ya que es de madera, quisiera darme un baño y cambiarme de ropa, dormí con la misma vestimenta de ayer.

Tal vez Adam se levantó y se adelantó en bañarse, mire la hora y son apenas las siete de la mañana, se supone que la gente del campo siempre madruga, si no más recuerdo la ducha esta por este lado, tome lo que necesitaba y me dirigí a donde haya estado la ducha.

Escuche un ruido afuera, algo raspa en la puerta como si fueran garras, lentamente me dirijo a la puerta, tengo dos opciones, uno abrir la puerta y golpear sea lo que sea, dos despertar a todos diciendo que algo está afuera pero eso sería ya estúpido.

He llegado a la puerta, mi mano topo el seguro de la puerta dando giro para abrirla.

- Buenos días, Diana- dijo Adam, cepillándose los dientes.

-Dios casi me matas de otro infarto-, dije con una mano en el pecho exhalando de alivio, tirándole la toalla en su cara.

- Lo siento- se disculpó – si vas a ducharte la ducha está a la izquierda, hay agua caliente si deseas.

-De acuerdo- me arrojo la toalla. – Te espero afuera-, me dijo.

Me cubro totalmente con la toalla secando mi cuerpo y mi cabello, busco la ropa que escogí y me visto, el agua estaba fresca. Ahora a encontrarme con mi hermano.

Entro por la sala, la tía ya estaba despierta. – Buenos días tía- salude con una sonrisa de oreja a oreja – buenos días – me saldo con un beso en la mejilla.

Dije que iré a dar una vuelta por el pueblo con mi hermano, solo me dijo que regrese pronto pro que preparara el desayuno.

Salí para juntarme con Adam, estaba entado en la escalera.- hay estas, bueno vamos a conocer este pueblo-, dije.

- Sí, eso es lo mismo que te iba decir- comento él.

Entonces seguimos la carretera caminando, esperemos que este día sea mejor que ayer le volví a repetir, - esperemos que si-

Este pueblo tiene pocas casas todas con el techo de paja vieja, las personas ya estaban afuera preparándose para sus labores diarios, y otra vez mirándonos como extraños.

- ¿Aun estas asustado por lo que paso anoche? Pregunte.

- No ya lo supere- dijo el con voz de cansancio.

- Tu que dices capullo también te asustaste?, dijo el preguntando – capullo, lo notaba normal.

- Oye, recuerdas al anciano- dijo Adam. – Cómo olvidarlo, respondí.

- Crees que sea de este pueblo?-

- No lo sé, o tal vez si-.

- Quieres que pregunte por el?-

Observe que en la pequeña iglesia avías poca gente en forma de círculo, tal vez estén dando sus rezos en la iglesia. Espera no están rezando, veo alguien tirado en el suelo.

- Adam- dije – si algo paso hay, vamos a ver- dije el

Corrimos hasta donde está la gente de la iglesia. Escuchaba que decían cosas como ataques de animales. Llegamos y nos acercamos a ver que sucedió.

De pronto de ver lo que es, abrase a mi hermano dando la espalda a lo que esta tirado al suelo, sangre derramada en la tierra.

Escuchaba la respiración de Adam sé que esta impactado por lo fuerte que está viendo. – No puede ser- dijo él.

Lo solté para identificar si es o no es esa persona, lo miramos fijamente y lo reconocimos.

- Oh por Dios, es el anciano- dije en voz baja, tapándome la boca con una mano.

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