- ¿Cuántas veces te he dicho que no toques mis cosas Jin? - Un tono de molestia estaba en mi voz, pero no hacia él específicamente, sino que era incluso auto - dirigido, por haber sido tan descuidado con mis cosas personales. - Si te digo que todo está bien es porque es así, no tienes que cuestionarlo por el simple hecho de ser mi hermano mayor ¿De acuerdo? - Dejé los papeles en uno de los cajones de mi escritorio, para luego recostarme en mi cama y aislarme del mundo real con mis audífonos y mi música al máximo volumen.

- De... de acuerdo Kim - Lo escuché decir antes de reproducir las canciones, para luego verlo salir de mi habitación de la misma forma que había entrado, percatándome así de aquella mirada que siempre me dedicaba, una que mostraba algo de desosiego combinado con tristeza.



La noche se pasó más rápido de lo que esperaba, gran parte de ella se distribuyó en dos preguntas generales: ¿Por qué no puedes dejar a alguien que sólo te quiere ver feliz entrar en tu vida? Y ¿Qué harás ahora que sabes tu realidad en términos de tu orientación sexual? Continuos cuestionamientos que atacaban mi mente de distintos flancos, y lo único que podía sentir era inseguridad máxima, algo que me hizo romper en un llanto silencioso, uno más que añadir a la lista, mientras intentaba imaginar si existía alguna opción positiva ahora que sabía sobre mi asexualidad, pero el negro se apoderaba de todo mi futuro. Fue con esos pensamientos y ese llanto que terminé por quedarme dormido, sin recordar en qué minuto dejé de pensar y me entregué a Morfeo.


La mañana fue la misma rutina de siempre: Levantarme a las 6 de la mañana, hacer mi cama de inmediato, servirme un café con leche mientras veía televisión sentado en la sala de estar y tratando de hacer el menor ruido posible para que nadie despertara, para luego tomar una ducha rápida y vestirme con un pantalón de mezclilla negro, un par de zapatillas deportivas, y una polera de tiro largo y más ancha para evitar que me quedara ajustada de un tono grisáceo. Una vez todo esto completado, rutina que implicaba consumir una hora completa de mi mañana, tomé mi bolso de práctica y mi mochila con todo lo necesario para el instituto, dejé el agua hervida restante en el termo para que los demás pudiesen desayunar tranquilamente, y salí rumbo a la escuela.


Hasta ese minuto mi mañana continuaba con una tranquilidad sorprendente, algo inesperado luego de la noche anterior, pero al igual que el resto de mi vida, lo que esperaba durara una eternidad pasó a desvanecerse en el minuto que sentí mi teléfono vibrar.



- ¿Aló? - Dije algo curioso, después de todo no reconocía el número de teléfono que apareció en la pantalla antes de que contestara - ¿Con quién hablo?

- Si te dieras vuelta sabrías a la perfección Kim ¿O se te olvidó la segunda parte de la promesa? - Tono de voz tranquilizador e inconfundible en ese minuto. Colgué de inmediato, y al girar vi a MinSung con una actitud relajada y una sonrisa pequeña.

- La verdad es que sí se me había olvidado - Una leve sonrisa rompió aquella breve incomodidad - Lo siento en serio MinSung

- No te preocupes, es comprensible que no recuerdes las cosas superficiales cuando la base de tu vida se ha visto resquebrajada ¿No crees? - Comenzó a caminar a mi lado como si nada, manteniendo su vista fija en mi, algo que por primera vez no me era incómodo.

- ¿Siempre tienes que ser tan filosófico a la hora de hablar de temas serios? - Su simple respuesta a eso fue encogerse de hombros y ladear la cabeza, dejando en claro que no le preocupaba que el resto pensara aquello de él. - Aunque tienes un buen punto... Aún no logro asimilar lo de ser asexual como tú dijiste Sung -

• • El Chico Que Quiso Amar• •  ||TaeKook||Where stories live. Discover now