El enfrentamiento

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Caminaron en silencio, acompañados de los sonidos que emitía la televisión encendida en la sala, por todo el pasillo hasta llegar a las habitaciones.

Steve estaba que no se la creía ¿tan fácil había sido? Digo, se esperaba una reacción parecida a la de última vez y que en su defecto tuviera que perseguir al castaño hasta que este aceptara hablar con él pero, a su parecer, había sido demasiado fácil, tan fácil que no se había planteado lo que diría.

-¿La tuya o la mía? -preguntó el castaño rezando internamente que el rubio no eligiera su habitación, no soportaría estar en ese lugar sin que los recuerdos de aquella mañana lo embargaran y lo hicieran sentir incómodo.

-La que tu elijas está bien.

Tony sólo asintió y lo guió hasta su habitación. Abrió la puerta y le cedió el paso al rubio para después entrar y cerrar tras suyo.

El silencio volvió a reinar entre ellos siendo esta vez más tenso debido a la falta de sonido por parte de la televisión.

-Tony -Steve comenzó aclarándose la garganta.-, yo lamento que hayas visto eso aquella mañana, solo quiero que...

-Cálmate Rogers -espeto Tony interrumpiéndolo.- tus razones haz de tener y ¿sabes qué? No me importan, solo quiero que sepas que jamás pensé que fueras un hombre tan rencoroso y violento y menos con la persona que te dio un techo y 3 comidas al día. Tienes tanta frustración dentro de ti que entiendo que te desquites de esa forma pero déjame decirte que eso no es sano.Pero descuida con gusto le pediré a Brucie que agende una cita para ti -Escupió lo último con burla.

-¿Qué? -pregunto el rubio confundido

-Sí, aunque no sea ese tipo de doctor-Dijo haciendo comillas con sus dedos- , sabe escuchar muy bien y pienso que eso es mejor a que andes por ahí golpeando cosas.

-¿Ah?

-O también que si tienes algún problema conmigo o con mi carácter, dímelo y tal vez pueda ayudarte... ya sabes, uno contra uno.

-¿De qué rayos estás hablando Stark?

-¿Pues cómo que de qué? -contestó Tony comenzado a perder la paciencia.- del hecho de que tienes un maldito saco de boxeo con mi foto al que seguro golpeas cada vez que peleamos, dime ¿estás seguro qué cuando te descongelaron, lo hicieron bien? Porque a mí me parece que tu cerebro no está del todo recuperado -agrego sarcástico y enojado de que el rubio no entendiera las referencias.

Steve permaneció en silencio, analizando lo dicho por el castaño.

-Me estás diciendo que ¿piensas qué ese saco lo tengo para golpearlo cada que peleamos o me haces enojar?

-No solo lo pienso. Estoy seguro. -afirmó el ingeniero- y solo para que lo sepas, no te tengo miedo -continuó, no sabiendo si lo último se lo decía al rubio o el mismo.- cuando quieras puedo patear tu anciano trasero.

Y Steve volvió a guardar silencio.

Un silencio que no duro mucho porque después de un rato el capitán rompió en carcajadas. Usualmente no hacia eso en situaciones serias pero, es que le parecía ridículo que Tony creyera aquello. Es cierto que su relación no era de mejores amigos pero ¿en serio Stark creía que él siquiera pudiera pensar en o querer golpearlo? La situación le parecía tan hilarante. Ahora las palabras de Peggy cobraban sentido.

En el otro lado de la moneda, Tony estaba que echaba humo por todo lados ¿acaso se burlaba de el? ¿No lo creía suficientemente fuerte como para darle una paliza?

<<Rogers siempre tan egocéntrico.>> Pensó con rabia

-¿Qué? ¿Crees qué no puedo contigo?-pregunto el castaño bastante molesto por la reacción del su compañero.

-Es que... -trató de parar sus carcajadas pero no pudo, no cuando Tony lo miraba con un puchero, a su parecer, adorable. Siguió riendo hasta que sintió sus ojos aguar.

Tony no pudo contener más su furia y lanzo un puñetazo hacia la cara de Steve, dándole en la mejilla haciendo haciendo que este parara su risa de inmediato. El rubio sintió el ardor que el golpe le ocasionó y una expresión de sorpresa pinto su rostro.

-¿Ya no es gracioso verdad? -el castaño le mando una sonrisa cargada de cinismo y amargura.

El rostro de Steve ya no detonaba sorpresa sino un gesto de completa seriedad.

Tony, dispuesto a demostrarle que nadie se burlaba de él, lanzo otro golpe hacia Steve pero esta vez el rubio reaccionó y detuvo su puño antes de que impactara contra su cara. Tony, todavía con la rabia y el enojo recorriendo todo su cuerpo pretendió golpearlo con su otro puño pero este también fue detenido a medio camino.

-No debiste hacer eso.

-Suéltame. -demando seriamente tratando de safarse del agarre del más alto.

Se detuvo cuando vió el rostro serio de Steve, su mirada profunda que amenaza con develar todos sus secretos, ese azul que siempre ofrecia calma y seguridad ahora sólo proyectaba enojo y frustración, y al no encontrar ni una pista de lo que pasaría a continuación Tony sintió como el miedo lo invadía poco a poco, pero no se daría por vencido.

Volvió a forcejear contra el agarre del rubio con la intención de liberarse pero le era inútil, el capitán lo sostenía fuerte de las muñecas. Así que optó por lanzar patadas las cuales el rubio esquivaba como podía.

Pronto comenzaron a forcejear entre ellos por toda la habitación hasta se tropezaron con la cama provocando que ambos cayeran en ella, con Tony de espaldas al colchón y Steve encima de este.

Tony seguía furioso y al verse completamente acorralado trato de darle un rodillazo en la entrepierna al capitán pero le fue inútil porque este afianzo bien sus piernas en la cama.

-Quítate Rogers. -escupió las palabras de manera brusca.

-No, hasta que te disculpes y me escuches.

-Disculparme mis bolas- exclamo con rabia.- quítate y así podre romperte la cara. -estaba seguro que la vena de su frente estallaría en cualquier momento.

-No Tony, tienes que escucharme.

-¿Escuchar qué? ¿El cómo golpeas esa cosa pensando en que soy yo? O ¿lo mucho que me odias? -esto último lo dijo con un toque de dolor y mirando directamente a los profundo iris azules que tenía enfrente.

Si, le dolía que el rubio lo odiara. Podía soportar que algunas personas expresaran su odio contra el cuándo iba por la calle, ignoraba los mensajes y cartas que llegaban a la torre y le importaba un carajo que la prensa lo odiara pero el que Steve lo hiciera le dolía como el infierno y eso se debía a que tal vez, solo tal vez, sentía algo por el soldado.

Jamás lo admitiría en voz alta pero los momentos que pasaba con el rubio los disfrutaba y mucho, incluso aquellos en lo que se la pasaban como perros y gatos, y la razón del porque le gustaba molestarlo era para llamar su atención y poder así pasar tiempo con él. Y todo eso lo descubrió mientras forcejeaban. Toda su preocupación y frustración sobre el tema del saco era por el simple hecho de que Steve no sentía lo mismo que él.

Steve no sentía nada por él.

Steve notó como las expresiones en el rostro de Tony pasaron de ser de unas llenas de rabia a unas llenas tristeza y dolor. Afligido por el giro que las cosas habían tomado decidió hacer lo que calificó como una estupidez.

Acerco su rostro al de Tony y rozo sus labios con los del castaño, sintiendo como este se tensaba ante el contacto.

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Pequeña ConfusiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora