Capítulo 3. "Invitación a una cita"

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Sonó la campana para regresar a clases. Nos paramos todos de la mesa y nos dirigimos hacia nuestros respectivos casilleros. Por desgracia me toco un casillero lejos del de Jenna, ya que no estaban disponibles los del alrededor.

Mientras sacaba mi libro de inglés sentí una respiración cerca de mí.

-Hey linda, ¡si que es una sorpresa!

¡Oh no, esa voz, no puede ser él! Me di la vuelta para encontrarme con dos ojos completamente grises. Muy bellos, pero no como la persona.

-Por lo visto te tocó el casillero vacío al lado del mío, es una buena coincidencia, o tal vez alguien pagó a la escuela para que te dieran un lugar junto al mío, no lo sé.- dijo Richard mientras me guiñaba un ojo.

-¿Pagaste para que me dieran un casillero al lado del tuyo? ¿En serio?

¿Qué le pasaba?

-Así es, verás, mi padre es un gran empresario famoso, por lo que tengo dinero de sobra para pagar una simple cantidad de dinero para que te dieran este casillero.

¡Este tipo si que estaba loco! ¿Pagar un casillero para estar junto a él? Ugh, ahora me estará molestando a todas horas. Tendré que salir antes de clases para no topármelo.

-Vaya, eso es demente. Eres raro, ¿Lo sabías?

Si, soy muy sincera. A veces creo que debería de pensar antes de hablar.

Se rió.

-Algo, pero te iba a tocar un casillero viejo y muy alejado. No te hubiera gustado, creo que me debes las gracias.

-Pues sigue soñando con eso.

Rió.

-¿Qué son esos modales, amor? Creo que podrías pagar mejor.

¿Pagar? ¡Jamás pedí que lo hiciera!

-Está bien, ¿Cuánto quieres? Lo que sea para que me dejes en paz.

Volvió a reír. ¿De qué se divierte?

-No con dinero, linda. ¿Qué tal si te invito a salir? Debes de aceptar, será tu manera de pagarme.

-No, gracias. Estoy muy ocupada estos días.

Nunca he sido buena para los pretextos por lo que simplemente me negué. No quería involucrarme con él para nada.

-Vamos Morgan, ¿A qué le temes? Sólo será una cena, además no te morderé. No aún, nena.

Qué asco. Esta es la razón por la que no quiero salir con él. Mis amigos tenían razón.

-Me das asco, Richard. He dicho que no.

-Vamos Lía, sólo bromeaba, no te haré nada. Sólo una cena.- debió de ver mi expresión muy sería de que me estaba colmando la paciencia porque siguió. -Vale, hagamos un trato. Si aceptas, te dejo de molestar. De lo contrario no te dejaré de insistir.

Es decir que, ¿Si salía con él unas pocas horas me dejaría en paz? Vaya, parece que vale la pena. Además sólo será una cena y un poco de plática. Si intenta algo me iré.

-Está bien, acepto. Pero sólo serán 2 horas.

-Me parece perfecto. Paso por ti hoy a las 7, ¿Te parece?

-¿Hoy? Bueno, esta bien. Hablamos luego. Llegamos tarde.

Nos apresuramos a llegar al salón. Llegamos con 10 minutos de retraso pero Richard puso de pretexto que yo era la nueva y que me había dado un paseo por la escuela, he allí la causa del retraso. Le seguí la corriente porque en realidad no me apetecía estar castigada en mi primer día de clases. Afortunadamente el profesor nos creyó.

Toda la clase me la pasé pensando en qué haría en la salida con él hoy, porque claramente no era una cita ¿verdad?, y si había hecho lo correcto en aceptar. Pensaba en qué me pondría, de qué hablaríamos y mayormente ideando planes por si trataba de pasarse.

Y así pasó mi primer día de clases...

La apuesta que cambió mi vida {I parte}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora