Simplemente cerró los ojos, pero aún así el mareo que sentía no se desvaneció. Aquel sitio era demasiado incómodo, claustrofóbico. Cada vez que viajaba en aquel dichoso transporte público, o conocido también como ferrocarril, nunca se acostumbraba. El calor, el olor y el ruido, eran amargos como el café.
Esperó impacientemente, mientras le quedaban aún dos paradas por llegar. No escuchó la voz del megáfono a causa de llevar los cascos puestos, pero se levantó sabiendo cual era su destino.
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Rompiéndose a pedazos #Wattys2019
Short StoryEra una chica sociable, aunque estaba sola. Era una chica divertida, aunque estaba rota. Era una chica introvertida, aunque estaba loca. Era una chica rebelde, que aún así sin saber querer, unos pocos la querían. Era una chica que odiaba el amor. De...