—¿Quién dijo que yo te acoso por gusto? —da unos cuantos pasos hasta quedar más cerca de mí. —Me gustaste Mia —su voz ronca es tan fascinante que me enloquece, mierda. Me muerdo el labio queriendo atraparlo en ellos, él baja la mirada a mi boca.

—Wes... —era imposible responder a lo que había dicho y más es incómoda la situación sabiendo que hay una pequeña pero favorable cantidad de gente que nos están viendo, muevo un poco mi cabeza tratando de pisar tierra ya que me fui al planeta del sexy de Wes. —Joder, no sé que decir Wes...

—Solo di que sí irás a la cita —sonríe de lado dejando ver unos pequeños hoyuelos que enganchan a cualquiera.

Dios... Me estoy metiendo en la boca del lobo. Pero, qué más da. Esta oportunidad no se da todos los días, de igual forma seremos como Caperucita roja y el Lobo feroz.

—Sí iré.

Wes alza ambas cejas un poco graciosas y se acerca a mi rostro pero desvía sus labios a mi oreja, la cual roza un poco con sus finos labios y hace que se me erice la piel como un puercoespín.

—Te espero en el bar T'Michell a las 8:30, no faltes —deposita un beso en mi mejilla y se separa.

Me quedo helada por unos segundos y reacciono, me sonrojo un poco y trato de que él no me vea girando mi cabeza a otro lado.

—Ahí te veo. —lo encaré sabiendo que ya el rojo se me fue de la cara. Wes me guiña un ojo y se va despidiéndose con la mano y diciéndome que no lo olvide.

A él... ¿Quién diablos lo podría olvidar?.

* * *

Estaba muy cerca del bar, iba en taxi así que no tardé mucho en llegar a la hora. Prefiero ser puntual en esta ocasión, Dios... Tengo tanto miedo y nervios, pero al mismo tiempo me siento intrigada y emocionada. Soy tan estúpida, me repito una y otra vez al entrar al bar.

Todos los hombres que se hallaban aquí se voltean a mirarme, dedicándose solamente a imaginar cosas en sus sucias mentes.

Apresuré el paso llegando a la barra y preguntándole apresuradamente al barman si conocía a un tal Wesley Snow, el barman amablemente me dijo que si y que me estaba esperando en una de las mesas privadas que se encontraban al fondo del bar pasando las mesas del centro y la pista de baile. Le doy las gracias y me encamino al sitio de encuentro.

Me incómoda las miradas de esos hombres, no debí hacerle caso a Brianna sobre qué ponerme. De echo, creo que no debí permitir que ella me escogiera el vestido. Es muy corto, me siento extraña, aparte que es vinotinto y es muy sensual para mi gusto. Combinado con zapatos de tacones altos negros y un bolso de hombro caído de cuero. Me siento como una zorra.

Ya cruzado ese mar de miradas perversas caminé a la mesa donde se hallaba Wes tomando una copa, seguí mi paso hasta que alguien me toma del brazo con fuerza.

—Suélteme —digo molesta pero un poco aterrada, el tipo ebrio me seguía sujetando del brazo y riendo como si lo que le había dicho hubiese sido un chiste, sigo tratando de que me suelte pero no conseguía nada.

Otra mano sujeta mi brazo libre y me hala hasta alejarme del otro hombre y posicionando mi cuerpo atrás de su espalda. Wes lo empuja viendo que no tiene caso pelear con un borracho y unos empleados toman al tipo de los brazos para llevárselo.

—¡Déjenme malditos perros. Ella quiere, preciosa... Yo pago, pago lo que sea! —grita hasta no oírlo más ya después de la puerta.

Pasión Espontánea© +18.[《COMPLETA》]✔Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt