Capitulo 17

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Tome mi café y salí hacia el estacionamiento para irme a la empresa, mis ojeras eran notables y mi aspecto era fatal. Pasaron tres días desde que vi por ultima vez a Mia, estaba asustado de hablarle y dejar las cosas así como así, de decirle la verdad.

Mi hermana llegaría hoy y podría tener a alguien con quien hablar, a quien contarle mis malditos problemas.

Le di un sorbo a mi café negro y Sonreí al recordar como conocí a Mia, gracias a su perro y el café. Llegue a la empresa y subí hasta el ultimo piso donde se encontraba mi oficina.

-Señor Laresl- dijo mi secretaria saludando.

-Buenos días- dije secamente, en realidad mis ánimos estaban por el piso y no había nada que me hiciera cambiarlo a excepción de Mia pero no podía ser tan egoísta y tenerla ahí para mi sin ofrecerle algo más, sin ofrecerle lo que ella realmente merecía.

Solo como una amante, ella no merecía ese puesto. Merecía ser tratada como la mujer valiente y hermosa que es, cosa que yo no podía hacer.

Entre a mi oficina y vi esa melena oscura de la mujer que inundaba mis sueños todos los días y hacia que mi corazón latiera a mil por hora.

-Mia- salude y me senté en mi escritorio sin más, tenia que hacerle creer que no me importaba y que solo era un maldito busca sexo.

Creo que seria menos doloroso eso a que le contara toda la verdad.

-¿Puedo saber por que me estas ignorando?- entrecerró sus ojos buscando mi mirada pero yo no podía enfocarla en ella.

Me arme de valor y la mire, vi su rostros cansado y triste, sabía que estaba así por mi. Me sentía una mierda.

-Es difícil de explicártelo Mia.

-¡Explicate!

-No...

Busque las palabras adecuadas pero no encontraba, no encontraba ninguna que me justificara así que volví a cerrar mi boca.

-¿Que? Christopher a ver dime ¿Que dirás? ¿Que solo era sexo?

Apretó su agarre a la silla en donde estaba sentada, pude ver sus ojos brillantes tratando de ahogar sus lágrimas.

No nena, no llores por mi.

-Si es asi, Mia. ¡Tu misma lo dijiste! ¡Solo sexo!

-¡Te dije que te amaba Christopher!- una lagrima corrió por su mejilla y estaba tan tentado a pararme, abrazarla y quitarle ese dolo que sentía.

-Yo no te respondí, no te dije que te amaba.

-Tienes razón, yo me ilusione- se levanto y tomo sus cosas. -Cuando quieras sexo, aquí estoy.

-No quise hacerte sentir mal.

-Tranquilo, yo me ilusione sola- tomo sus cosas y se fue, dejándome noqueado.

Grite de la furia y me sentía un puto cabron por tratarla así cuando ella lo que en verdad necesitaba era amor.

Sonó la puerta abriéndose y yo me encontraba mirando hacia el gran ventanal que había en mi oficina, teniendo mis manos apoyadas en este.

-No quiero hablar con nadie- dije entre dientes.

-¿Ni con tu hermana? Traje la botella...

Voltee y la mire ahí parada con su cabello esta vez de color rosa y sus ojos azules, tenia una botella en su mano y corrió hasta abrazarme.

Estaba tenso y no pude devolverle el abrazo, al separarme de ella caí al piso y comencé a llorar como un puto crío.

-¿Que paso?- se unió a mi en el piso y comenzó a acariciar mi rostro.

Dentro de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora