"Me encargaré de destruirte, a ti y a tu hermosa sonrisa, tal como destruiste la mía... Jeon Jungkook".
• Historia 100% Original.
• Prohibida su Copia.
• Pareja Principal KookV.
• Capítulos cortos.
• Contenido Homosexual.
• Inicio 24-05-2018
• Crédi...
Definitivamente era su peor día, pero no quiso quedarse de brazos cruzados. Había escuchado pestes de ese sujeto por toda la facultad y solía creer en el famoso y muy cuestionado refrán, de que, "si el rio suena, es porque piedras trae".
Entonces decidió seguirlos, no confiaba en las intensiones de Hyungsik. Sentía en lo profundo de su pecho, una pequeña molestia que sólo podía ser relacionada con él castaño. Llevaba caminando tras ellos aproximadamente unos quince minutos y durante todo ese tiempo, pudo darse cuenta de tres cosas muy importantes.
Primero, la distancia que mantenían al caminar era demasiado como para creer que pudiesen tener algo. Lo segundo era el notorio jugueteo que llevaba Kim con sus mechones de cabello, reflejo claro de que, estaba nervioso e incómodo. Y tres, podía concluir que cada vez que él contrario se acercaba, él otro se alejaba por inercia.
Pudo detener sus pasos cuando ambos chicos hicieron una parada frente al cine. Jungkook observaba detenidamente cada movimiento, cuando ingresaron al lugar, cuando compraron las entradas y cuando eligieron la película que verían. Pensó por un segundo en comprar una también pero lo descartó, optando por sentarse cerca de la entrada de la sala, a la espera de que salieran.
Dos horas después, al fin pudo visualizar al castaño, quien llevaba despreocupado un envase de palomitas que luego desechó en el primer basurero que tuvo a su paso. Jungkook mantuvo su cautela, se sentía protagonista de un documental de presa-depredador, digno de la National Geographic Wild.
Mantuvo su postura de asecho, siendo sigiloso mientras se ocultaba en cuanto lugar podía. Constando cuando él moreno de ojos oscuros, invitaba a Kim a una ronda más de diversión. Aquella que, incluía helados con extra crema y que él castaño, comía con algo de desánimo en la mesita esquina de la tienda.
Al acabar, volvieron la marcha. A estas alturas Jeon había pasado de ser un gran cazador, a una especie de Sherlock Holmes con aires de Robbin Hood. Incluso compró aquellas gafas de sol que, el comerciante le ofreció cuando quiso esconderse tras él.
Estaba tan atrapado en su objetivo que, a duras penas notó cuando ya se encontraban cerca del departamento del castaño. Era de noche, cerca de las once y treinta minutos, por lo que, tras divisar el pequeño callejón aledaño a la calle del destino, de inmediato supo que algo no andaba bien.
De un momento a otro, desaparecieron de su vista. Observó para todos lados, sin embargo, no tenía que ser un genio para deducir donde estaban. Apresuró sus pasos, intentando hacer el menor ruido posible cuando estuvo en la entrada del callejón.
Su piel ardía, y sus manos tenían aquel picor que sólo había sentido dos veces en su vida; durante el primer combate oficial de Taewondo y luego, tras romperle el corazón al castaño.
La vena de su cuello se hinchó de tal forma que, podía incluso haberle explotado. Su mandíbula se tensó y sus ojos se entintaron de sangre. Corrió como si la vida dependiera de esa carrera, su vida, aquella que llevaba por nombre Kim Taehyung, su pequeño castaño.
La irá apoderándose de él, transformándolo a tal punto que, creyó haberse convertido en un superhéroe de historieta barata. Jeon separó la mano que sostenía la mandíbula de Taehyung, y golpeó de un puñetazo el rostro de Hyungsik, provocando que éste alejara su boca del cuello del castaño, y sus dientes se adornaran de un bonito rojo carmesí.
Hyungsik escupió la sangre de su boca para luego llevar su mano y retirar los vestigios de aquel golpe. Mostrándole a Jungkook la mejor de sus sonrisas para disimular su sorpresa.
—¿Y ahora qué? —sostuvo soñando engreído. —Taehyung y yo, estábamos en algo...
¿Algo? ¿Qué era ese "algo"? ¿Acaso quería verle la cara de idiota?. —Tienes hasta tres, Park. Escoge, ¿O te vas por la buenas o te muelo a golpes? —desafió él azabache.
—No hay buenas, bonito. No cuando el trofeo está escondiéndose detrás tuyo. —respondió, pasando su lengua con gusto por sobre su labio.
Jungkook tronó los dedos de ambas manos, tal cómo lo hacía hace años. Estaba agradecido de no olvidar los años que tuvo de entrenamiento, ahora sabía que le servirían para algo. Tomó una bocanada grande de aire y se aproximó con velocidad sobre quien se había atrevido a dañar a Taehyung.
Lo único que pudo constatar después, era un Hyungsik hecho añicos en el suelo de aquel callejón, con su rostro inflamado y moreteado debido a los golpes, mientras cubría su abdomen para recibir la última patada del menor.
Jungkook soltó todo el aire contenido en sus pulmones y se giró para ver a Taehyung. Su hermoso castaño estaba con el rostro repleto de lágrimas, algunas secas y otras húmedas. Tenía los primeros botones arrancados de su camisa, el cabello alborotado y mantenía una expresión mitad avergonzada y mitad temerosa.
Tomó su mano y avanzaron en silencio, esa noche no se despegaría de él, por más que Taehyung no quisiera verle el rostro, no, definitivamente no lo haría. Lo había decido, se dedicaría a cuidar y tranquilizar a su bebé, porque si, porque lo amaba y eso era lo único que importaba.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.