Toda esa noche Waldo la pasó despierto, no pudo dormir ni un solo momento. Hizo su mejor esfuerzo por estar cuerdo y no perder la razón y ahogarse en su pena, para poder realizar todos los trámites funerarios de su esposa.
Estuvo a su lado, con ella todo el tiempo que pudo y así le llegó el día. Solicitó el apoyo de Alondra para que le llevara a su hija a la hora en que fuera el entierro.
En casa, Angélica estuvo con su pequeña y no se despegó de su lado; juntas llegaron al cementerio donde ya estaba todo listo para despedirla. Miró a su alrededor muchas flores de tonos blancos y amarillos, vio a amigos, familiares y arreglos que venían de parte de su trabajo.
La nostalgia hizo un hoyo en su corazón al golpearla con su cruda realidad, ella había dado tanto esfuerzo y tiempo a su trabajo, haciendo horas extras por petición de sus jefes, y en estos momentos, ni siquiera podían estar presentes para brindar apoyo y pésame a su familia.
Se dio cuenta de que su error con Waldo había sido precisamente ese, por dar prioridad a su trabajo, lo había abandonado, se había alejado de él y nunca se dio cuenta de aquello hasta este momento.
El llanto de su pequeña la hizo salir de sus pensamientos, ella estaba en brazos de Waldo y la niña gritaba y pataleaba, pues recién habían cerrado el féretro y comenzaban a bajarlo con lentitud dentro de la tierra.
-¡No! ¡Mi mami está ahí, no la pueden meter ahí! ¡Mami!
Waldo lloraba tratando de controlar a su hija, hablándole con cariño, tratando de que ella entendiera que ahora que su madre había fallecido, esto es lo que sucede cuando hay que dejarlos partir; pero la pequeña Penélope desesperada gritaba por su madre, pensando que estaba viva encerrada en una caja enorme a la cual le estaban echando tierra.
-Mi niña estoy aquí -Angélica llegó a su lado y la niña la miró respirando en alivio y extendió sus brazos hacia ella- ¡Mami, mami! pensé que no podías salir de ahí.
La niña pataleaba en brazos de Waldo quien no la soltaba.
-Tranquila mi vida, yo estoy contigo, tranquila corazón. -Waldo acariciaba el cabello de su pequeña hija.
-Tranquila bebé, aquí estoy ¿Lo ves? -Angélica ayudó a tranquilizar a su hija.
Penélope siguió con sus ojitos llenos de lágrimas pero había calmado sus gritos y ya no pataleaba.
-Me asusté mucho mami. -Dijo la niña.
-Mamita ya no está aquí mi amor. -Respondió Waldo, quien no podía ni ver, ni escuchar a Angélica.
Penélope lo miró muy seria. Era un gesto entre triste y enojada.
-Mi mami sí está aquí pero tú no me crees que puedo verla. Quiero irme con ella.
-No mi amor, no digas esas cosas. Tú tienes mucho por vivir, no puedes irte con tu mami ahora, ella está en un lugar mejor al que no podemos ir a visitarla.
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Me niego a morir
Paranormal💙🏆 GANADORA EN LOS WATTYS2019 EN LA CATEGORÍA "JÓVENES ADULTOS"💙 Angélica sabe que hay problemas en su matrimonio, su esposo distante no le deja otra opción que confrontarlo. Al ir a buscarlo, Angélica encontrará más que la infidelidad de su espo...