Parte 24 -¿Tú?

453K 18.6K 4.8K
                                    

Estábamos ya por fin en casa y Cris traía las maletas, que esta vez no me negué a que las cargara. Lo primero que hice tras cruzar la puerta de la casa fue echarme al sillón.

— Oh, hogar dulce hogar — suspiré y miré hacia arriba — Dios — comencé a hablar en español — te juro que esto no es un reclamo ni nada parecido, gracias por permitirme viajar tanto, pero — volví a poner mi cara sobre el sofá — ahh como extrañaba mi casa.

— Aja sí, Dios — reí al oírlo decir eso en español — solo entendí eso y yo también extrañaba mi casa. Voy a dejar esto arriba.

Levanté el pulgar, y mi celular comenzó a sonar, mi fuerza solo bastó para deslizar la pantalla y contestar.

"¿Bueno?"

"Culona, ¿adivina dónde estamos?"

Y ahí estaba el encanto de todos mis días, esa chica era mi alegría y ahora estaba muy lejos de mí.

"Sorpréndeme vieja chichona, ¿en dónde?"

"Vamos Rose, sé que tú puedes"

"Andrea, te lo juro que estoy poniendo mis últimas gotas de fuerza en contestarte, después de esto me muero"

"Buu, señora aguafiestas, pero bueno, como soy una amiga muy piadosa esta vez la dejaré pasar y te diré.... Tararara, doble de tambores por favor... ¡no lo sé!"

Y sí, esa era mi mejor amiga y su geografía funcionando a toda máquina.

"Guau, ¿por qué no me asombra?"

"Bueno, solo sé que es una isla paradisíaca, y te lo juro Rose, está para cagarse de lo lindo que está todo aquí"

Reí.

"Me alegro mucho por ustedes que la...— bostecé, cerrando mis ojos — la estén pasando bien"

"¿Bien? Querida, la estamos pasando más que bien. Amiga mía, si te contara que en este momento me está paseando en silla de ruedas"

Oí de fondo como Thomas se apenaba, pero reía.

"Okey... siguen en luna de miel. Yo los dejo... — volví a bostezar — me tengo que morir un rato. Los quiero y cuídense, ya saben.... de todas las maneras"

"Te amo culona"

La verdad no tengo la menor idea si fui yo la que colgó, fue ella, o qué pasó después de eso. Porque mis ojos se cerraron y caí como un verdadero tronco a dormir. Las horas pasaron y pasaron, y cuando por fin mi cuerpo decidió que ya era suficiente descanso, comencé a abrir mis ojos lentamente, solamente para que la oscuridad que atravesaba por las ventanas que sí, muchas horas habían pasado.

— Buenos días dulce princesa.

Froté mis ojos, volteando hacia la cocina viendo a Cris picando algo para luego darme una mirada divertida.

— ¿Qué hora es? — pregunté, tratando de despabilarme.

— Pasado de las diez — respondió echando lo que antes estaba picando al sartén.

Caminé hasta la isla, sentándome en un banco.

—    Llegué casi muerta del viaje — recargué mi mejilla sobre el mármol y suspiré — ahora ¿qué haré sin esa loca?

Él volteo.

— Disfrutar de la vida — me sonrió

***

Viviendo con mi mejor amigo (Roomie 1)  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora