El chico de cabello azul me miró por sexta vez en un minuto, y después vuelve la vista a mis manos. Él de verdad es extraño. ¿Qué debía hacer? ¿O decir? Simplemente está ahí, observándome con una linda sonrisa. Me pone nervioso verlo tan cerca de mí.
—Tus manos se ven muy suaves... —sin pensarlo mis manos se hicieron un nudo y pronto se escondieron de la mirada de Jungwoo —. Hey... —hizo un puchero.
—Eres un poco extraño... —dije sin persarlo, sin morderme la lengua. Creí que el chico iba a molestarse pero él simplemente asintió, aceptando que lo era.
Jungwoo soltó una risita que en lo personal fue linda, muy bonita de hecho. Inconscientemente sonreí.
—Soy mayor que tú.
—¿Y? Eso no quita que eres demasiado extraño —ignoré sus palabras y me crucé de brazos. Es que por dios, esa expresión de niño bueno es odiosa.
—Lucas, qué grosero —debo admitir, que cuando pronuncia mi nombre no puedo parar de reír. Termina con una pronunciación notable en la S, y es gracioso.
—Jungwoo, qué molesto —solté arremedando lo que había dicho anteriormente, dejándolo en silencio y con los brazos cruzados.
Puso ambos codos de golpe en la mesa, sacándome un susto. Apoyó la cabeza en la palma de su mano y me miró casi como si estuviese enamorado. Obvio sólo bromeaba, ¿cierto?
—Casi es mi cumpleaños —hice una mueca extraña.
—¿Y?
—¿Qué me regalarás?
Miré sus ojos, y pensé por un momento en apretarle las mejillas. Su sonrisa era muy linda, tan linda que creo que me dio envidia no tenerla para mí.
Es tan lindo... ¡Pero extraño! Rayos...
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[...]
