dime, por favor

𝒅𝒊𝒎𝒆, 𝒑𝒐𝒓 𝒇𝒂𝒗𝒐𝒓

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jeon jungkook + kim taehyung

dime por favor cuál es la noche,
en que vendrás, para velar tu sueño;
que no puedo vivir, porque te extraño;
y que no puedo morir, porque te quiero.
— jorge luis borges, dime.

⋆͛*.❁
único fragmento
𝐃𝐈𝐌𝐄

solía pensar que no necesitaba aferrarme a nada para ser feliz.

lo leí en un libro, lo escuché en la radio, lo vi en la televisión y lo viví por veinte años.

desde pequeño nunca necesite de nada ni nadie. cuando entré por primera vez a jardín de niños no lloré el primer día al separarme de la mano de mi padre y madre, como lo hicieron todos mis compañeros, y estuve feliz durante toda la jornada.

pasó lo mismo al graduarme de la secundaria. mientras todos mis compañeros desprendían lágrimas de tristeza y emoción yo me mantuve tranquilo, con una sonrisa mencionando lo maravillosa que se sentía esa tarde de primavera; y sucedió igual al mudarme de casa. sin llantos, ni melancolía, ni nada.

muchos dijeron que era un insensible. que no tenía experiencia en emociones y que mi constante tranquilidad era realmente inquietante para todo aquel que se me acercara.

en esos casos me reí y dije que, obviamente, tenía emociones pero me gustaba mantener el sosiego en mi vida.

no solía asirme a nada, me mantenía abierto a los cambios y estaba preparado a que las situaciones se torcieran.

era un hombre feliz. o bueno, lo era a tu lado.

la primera vez que te vi fue en jardín de niños, sí, tú eras de esos niños que lloraba por su mamá y papá, sólo que no llorabas por ellos sino por la muerte de tu perro. recuerdo que te abracé, aún sin saber tu nombre, y te dije algo acerca de un cielo para animales y que seguramente estaría saltando junto a mi tortuga; era una respuesta estúpida pero paraste de llorar.

me sonreíste aún con lágrimas en tus ojos y susurraste con una voz apenas audible tu nombre. te dije el mío y preguntaste si podíamos ser amigos. acepté y me senté a tu lado cuando inició la clase.

con el paso de los días me di cuenta que, a diferencia de mi, solías ser una persona muy emocional. que arrugabas tu ceño y tus labios hacían un pequeño puchero cuando alguien no te prestaba atención, que jugabas con tus manos cuando estabas nervioso, movías tu cabeza de un lado a otro cuando estabas aburrido y que te gustaba besar mi mejilla.

la besaste el día de nuestra graduación y lo volviste a hacer cuando nos mudamos juntos.

más tarde, a medida que los años alargaban nuestra relación, supe que ninguna de esas manías tuyas se fue; seguías besándome en la mejilla y frunciendo tu ceño cuando te ignoraba en las tardes.

solía pensar que no debería estar condicionado a nada para ser feliz.

lo pensé, lo imaginé y lo creí durante veinte años. sólo que no estaba viendo bien la manera en la que te encontrabas involucrado en mi vida.

fue esa noche cuando me di cuenta que mi felicidad se encontraba destinada a existir si tú estabas conmigo. si tenía tus ceños fruncidos, tus pucheros, tus manos y tus besos en mi mejilla.

en ese momento lo negué. negué estar aferrado a ti y a tus pequeños detalles, tus risas y bromas estúpidas, tus expresiones y comportamientos; lo negué antes, durante, pero lo acepto ahora. con las luces apagadas y con las lágrimas cayendo por mi rostro, acepto necesitarte, ansiar tu presencia inquieta y fascinante a mi lado, desear tus besos en mi mejilla y tal vez en otros lados.

y en este momento, con la luna como testigo de mi confesión, admito estar amarrado a ti, taehyung. y lo susurro, y lo digo, y lo grito. porque quiero que me escuches, que entiendas el significado de las palabras que desgarran mi garganta.
que sepas que también te necesito y que mi cuerpo llora si no está tu suave presencia amándome.

así que si me escuchas, grita. por favor, grita como lo hago yo. haz que te escuchen los vecinos, el edificio y entera la ciudad.
dime de nuevo que me quieres, que me amas y me adoras. démosle otra oportunidad a este amor desesperado que se metió hasta debajo de mis uñas y que me carcome el alma.

déjame limpiar tus mejillas con caricias y susurrarte suaves elogios al oído, pon en tus labios aquella sonrisa que añoro y deseo. toma mi rostro entre tus finas manos y bésame con firmeza. no volveré a decirte que es un error, sino que te besaré de vuelta. hagámoslo hoy, mañana o cuando puedas. sólo, vuelve, tae.

con los ojos llorosos te aseguro que no te arrepentirás.

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