Capítulo uno (primera parte)

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Los jueves por la tarde, Harry iba al edificio que quedaba a tres calles para la cena.

Normalmente, iría directamente a casa a su unidad de un solo dormitorio, dónde se cocinaría la cena para sí mismo y la comería en su escritorio mientras hacía trabajo extra y luego colapsaría en su cama, a tan solo un pie de distancia. Algunas veces iría al pub por una cerveza y para usar su teléfono para llamar a su amigo de la universidad. Unas cuantas veces a la semana las ancianas que vivían al final del pasillo le llevarían algún postre y una sonrisa amistosa, permanentemente preocupadas de que muriera solo y sin omega. No necesitaba su ayuda para cocinar, pero nunca dolía tener un poco de compañía para terminar el resto de la semana.

Pero los jueves, nunca tenía que preocuparse por estar solo.

Se había quedado en el trabajo tan tarde como pudiera ese día, terminando de calificar los exámenes que sus estudiantes habían tomado ese día ya que sabía que no tendría mucho tiempo para trabajar en ellos por la tarde. Se rascó los ojos y suspiró antes de moverse para frotar su sien mientras caminaba, intentando eliminar el dolor de cabeza de si día. Era el final de un verano indio ahora, el calor empezando a desaparecer del aire y viento apresurándose para reemplazarlo, frío en sus mejillas mientras caminaba.

No era su clima favorito, pero intentó disfrutarlo. Desde el sábado había tenido una muy larga, y dura semana, y sabía que solo tendría unas cuantas horas antes de que volviera a ser dura.

Estaba aproximándose a una unidad de departamentos en un vecindario reservado para personas con papeles de apareamiento o mejores trabajos o ambos; grandes ventanas y pequeños jardines comunales y un montón de jardineras con flores en ellas floreciendo cuidadosamente mantenidas.

Cuándo finalmente llegó al frente de la unidad de departamentos, se deslizó en la puerta delantera y subió el conjunto de escaleras vacías cerca de la entrada principal. El metal hizo eco bajo sus mocasines de trabajo mientras subía, y solo se detuvo cuando llegó al piso que quería. Caminó por el pasillo, pasó por varias puertas idénticas, hasta que vio el número de metal con aspecto gastado y una guirnalda de madera decorada con hojas de otoño colgando debajo de este. Harry tocó la puerta familiar, dando un paso hacia atrás y metiendo sus manos en sus bolsillos mientras esperaba.

La puerta hizo click unos cuantos momentos después, y levantó su cabeza para mirar mientras la puerta se abría. Sonrió cuándo se abrió completamente, y finalmente pudo ver su propio rostro mirándolo devuelta.

"Hola, Alex," dijo.

"Harry," devolvió su hermano, abriendo la puerta completamente. "Llegaste un poco temprano. El pan ni siquiera está listo aún."

"Eso está bien. Salí tarde de la escuela, así que pensé que podría venir directamente en lugar de ir hasta mi casa," dijo, "¿Eso está bien?"

"Claro que está bien, entra, Cristo," rio Alex y extendió una mano, empujando a Harry dentro. La visión de Harry quemó con el dolor en su cabeza y suspiró, frotando su sien una vez más.

"Tomaré tu abrigo," dijo Alex. Harry asintió y se encogió de hombros para quitarse su abrigo antes de ofrecérselo a Alex, quién lo colgó en el gancho cerca de la puerta. Una vez que terminó miró detrás de él, hacia el fondo del departamento hacia la cocina.

"Louis, cariño, Harry está aquí."

"Puedo escucharlos, lo sé," otra voz dijo desde la cocina. "Dame un minuto."

Hubo un fuerte tintineo desde el otro cuarto, seguido por el olor de algo caliente y un poco dulce. Luego hubo pasos, y Harry y Alex levantaron la cabeza al mismo tiempo, a pesar de que Harry se forzó a echar la vista hacia un lado después de darse cuenta de lo rápido que había levantado la mirada.

Feeling it out (Alex/Harry/Louis)Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz