Capítulo 21 [Editado]

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Nunca me consideré suficientemente inteligente para inventar buenas mentiras. Aunque las que he dicho últimamente, son como una obra maestra.

Gracias a ellas, retuve a Freddie a mi lado y pude recuperar el control de mi vida, al que vi en peligro por causa de Mary Gilbert y la confusión que le creó a mi novio.

Yo amo a Fred y de verdad agradezco la oportunidad de poder superar los obstáculos. Crecí junto a él; su familia la siento como mía, y sé que soy joven, pero aún así no concibo un futuro al lado de otro.

—¿Ya te desocupaste, Elle? —me pregunta Ashley desde el otro lado de la línea— Kendra me canceló y no puedo elegir qué vestido comprar. Por favor, ven a rescatarme...

—Eh... ya casi me desocupo. Espérame ahí, en quince minutos llego.

Cuelgo fastidiada la llamada y pongo el celular sobre la mesa de noche.

—¿Quién era?— pregunta Andrew.

Como dicen, no todo puede perfecto. Mis mentiras vinieron con algo agregado: Andrew.

Lo tengo comiendo de mi mano, de eso no me cabe dudas; pero ahora el hecho de que alguien descubra que estoy con él a escondidas se ha vuelvo unas de mis peores pesadillas.

Por supuesto, no es que me sienta de ello. Todo lo contrario; me hace sentir muy culpable. Y avergonzada de mí misma; no se supone que una chica decente haga este tipo de cosas.

Me costó mucho recuperar a Fred, y no podía arriesgarme a que Andrew, con su obsesión sin sentido por mí, me dejara en evidencia. Jamás me esperé que construyera en su cabeza toda una historia de amor al estilo de Romeo y Julieta, y que propusiera vernos a escondidas.

Tenía que hacer que él se lo creyera, ¿no? Por eso acepté.

Eso es lo que una chica enamorada de verdad haría, así que eso hice.

Sí... lo hice porque no quiero que se descubran mis mentiras.

Solo por eso.

Cubro mi desnudez con la sábana y me acurruco junto a él, posando mi mejilla sobre su pecho.

—Ashley —le contesto cerrando los ojos por el deleite de las caricias que me da en la espalda—. Me tengo que ir.

—¿Por qué cada jodida vez que ella llama tienes que ir corriendo? ¿Acaso cree que eres su sirvienta?

Pienso por un momento mi respuesta.

—Si nunca estoy disponible comenzarán a sospechar.

Drew sigue pensando que estoy con Freddie para mantener las apariencias, y porque a mis padres les cae bien. Qué tonto. Pero no sé qué haré cuando de verdad me toque dejarlo, si es que acaso no se cansa él de mí primero.

—Dime algo, Drew —vuelvo a decirle, debido a nuestra posición, sin verlo a la cara—. ¿Qué tengo de especial yo? O sea, tú desechabas a las chicas después de pasar un buen rato con ellas...

Me obliga a verlo alzando con un dedo mi mentón, y besa mis labios antes de hablar.

—¿Quieres que lo repita? Ya te lo he dicho muchas veces. Te amo, Eleanor. Toda mi vida he estado enamorado de ti. Las demás solo fueron un pasatiempo, malos intentos de sacarte de mi mente.

Sonrío.

Admito que me encanta oír las cursilerías que dice Drew. No sé si sean palabras completamente honestas, pero disfruto demasiado escuchándolas. Es satisfactorio, y además, aumentan mi autoestima.

Luego de escaparme de los brazos de Andrew en contra de su voluntad, me visto y tomo un taxi para el centro comercial, donde me espera Ashley.

Damos muchas vueltas, recorriendo todas las boutiques. Mi amiga busca un vestido nuevo para la fiesta de aniversario de sus padres, que será en su casa. Yo el mío lo compré hace unas semanas.

—Nada me gusta... oye, ¿ese no es mi hermano? —pregunta Ashley cuando pasamos frente a una tienda de discos.

Miro en la dirección que ella me indica, y a través de la vidriera puedo divisar a mi novio parado en la caja registradora, pagando lo que aparece un par de cosas.

Sin embargo, no es verlo a él precisamente lo que me sorprende, sino la chica detrás del mostrador con la que habla notablemente entusiasmado. 

Es Mary. Mary Gilbert.

La Mala del Cuento [Editada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora