[I] Te encontré de nuevo

8.8K 761 1.1K
                                    

— Makoto, despierta, vamos a llegar tarde a tu primer día — le decía Bakugou a la pequeña por sexta vez.

— Papá— dijo la niña con voz perezosa— Solo un poquito más ¿si? — no era capaz de despegar sus ojos.

Bakugou suspiró.

— Niña, si te despiertas ahora, te daré tres dulces luego de la Escuela— sabía que todas las mañanas era lo mismo.

La pequeña abrió un ojo, tratando fallidamente de mirar disimuladamente a su padre.

— Que sean cinco— la niña optó por apostar alto.

— Hecho— Bakugou no sabía cómo había criado un monstruo negociador.

La chica se levantó ágilmente de la cama y se dirigió al baño, sin rastro de su pereza anterior. Suspirando, Bakugou se fue a la cocina a terminar el desayuno.

Ya estaban atrasados, en su radiante primer día en la nueva escuela.

Perfecto.

Ese día era una verdadera prueba de fuego para Katsuki; luego de años de depender de ellos, Bakugou se había mudado lejos de Midoriya y Uraraka. Habían sido vecinos durante todo ese tiempo y le habían ayudado a cuidar a Makoto.

Pero con el segundo embarazo de Ochako, Bakugou se dio cuenta que no podía seguir dependiendo de ellos.

Debía salir adelante sin ayuda.

Lo que era más fácil pensar que hacer.

Honestamente, llegar a la hora para recoger a Makoto de la escuela iba a ser más complicado que enfrentarse a cualquier villano. En el ránking de héroes, Bakugou tenía el número uno; eso significaba que resolvía más incidentes que cualquier otro y participaba en los casos más importantes. Sin embargo, él no era un símbolo, tampoco le interesaba serlo, para eso estaba el idiota de Deku, la gente lo llamaba "el nuevo símbolo de la paz". Era el héroe más popular a lo largo del país, por un alto margen.

Por eso era Deku el rostro de la agencia de ambos.

Si alguien le hubiera dicho en la Academia que ambos iban a terminar siendo socios, se hubiera reído en su cara.

O quizás se la hubiera partido, dependiendo de su humor.

Bakugou constantemente recibía llamadas en su Agencia para solicitar su apoyo en diferentes misiones. Tenía una vida realmente ocupada.

Nada bueno si estás criando a una niña de ocho años soltero.

— Makoto ¡Vamos, muévete! Dejé tu ropa en la cama— le gritó desde la cocina.

— Estoy lista— Makoto aparecía triunfal por la puerta. Al parecer, la ropa no había sido un problema.

Su cabello era una historia diferente.

— ¡¿Qué rayos tienes en el pelo?! — la niña estaba completamente vestida, pero se las había ingeniado para dejar una especie de nido en su cabello negro.

—Solo lo cepillé, quiero que quede como el tuyo— Makoto hizo un mohín— y dijiste una mala palabra— le recordó la niña.

Demonios.

Sacó de su bolsillo una moneda y la depositó en la alcancía que estaba a la vista. Cada vez que decía una mala palabra frente a su hija, debía pagar. Maldito Deku con sus ocurrencias raras, la última vez habían comprado todos los jodidos regalos de navidad con ese dinero. Sí, maldecía a menudo.

Luego procedió a intentar desenredar ese esperpento mientras la niña comía. No sabía si sería humanamente posible.

¿Cómo pudo dejar su pelo que era naturalmente liso es esas condiciones?

愛 Ai  [KiriBaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora