capítulo 10

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Afrodita se ofreció a leer

"Capítulo 10: Sucesos" leyó afrodita

El atardecer en el campamento mestizo era distinto a lo habitual. El color pardo en el cielo, las hojas con gotas pequeñas en ellas, el sol ocultándose detrás de las nubes, la humedad en el aire después de la lluvia provocada por el enojo de Zeus. Podía ver desde mi lugar en Casa Grande como los campistas estaban temerosos ante lo acontecido, Sally preocupada por el estado de su hija que hace unas horas salió en su misión. Dionisio y Hestia se habían retirado momentáneamente al Olimpo para debatir en el consejo y atender la hoguera principal. Quirón estaba vigilando estrechamente los movimientos de cada habitante de este lugar.

Una chica asiática alta, hermosa y glamorosa con cabello oscuro en tirabuzones, cálidos ojos marrones, un montón de joyas y maquillaje perfecto. También llevaba puesto una cantidad excesiva de delineador rosa. Podía sentir el olor a nuez moscada y pino, comparándola con el olor de la "Navidad".

A

frodita levanto una ceja

La verdad es que era una vista un tanto pintoresca la que se hallaba delante mío. Una hermosa joven, si no fuese por el hecho de estar prácticamente disfrazada como un payaso.

Los adolescentes y las cazadoras Artemisa hicieron una mueca ante la mención de payaso

El sonido monótono del reloj de la habitación nos hace compañía durante este breve silencio.

Tic.

Tac.

Tic.

Tac.

El vapor de las dos tazas de té que se encuentran depositadas en la mesa entre nosotros. El vapor que en este momento está dispersándose lentamente en el aire. El calor irradiando desde las tazas de porcelana. Generando un aura cálida a su alrededor.

El acompasado movimiento del péndulo continúa rompiendo la paz del silencio que nos rodea por este instante.

Tic.

Tac.

Tic.

Tac.

La mirada gacha de la joven, negándose a mirarme a los ojos, lo cual me causa una sonrisa tétrica. Puedo sentir que Sally ha llegado y está parada detrás mío, apoyándose en la pared, esperando a que algo suceda.

La muchacha levanta la cabeza, y nuestras miradas se cruzan, sus ojos marrones enfrentándose a mis ojos verdes. Mirándome fijamente, puedo ver fácilmente sin la necesidad de meterme en su mente que es una persona tirana, arrogante, superficial, narcisista, grosera y desagradable. Siempre llama a la gente cariño, o querido, pero nunca lo dice en serio. Pero a la vez, todo eso es una fachada para ocultar su verdadero yo.

Veo que empieza a mover lentamente su mano derecha, acercándose muy despacio a donde su taza se encuentra.

-Será mejor que no hagas lo que estás pensando- digo en un suave susurro, pero lo suficientemente alto como para que las personas dentro de esta habitación me escuchen.

leyendo supongo que creer de vez en cuando puede ser divertido(lenta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora