—¿Estás seguro de que esta cosa está grabando? —Brian le dio toquecitos al móvil que sostenía entre sus manos.
—Cuidado, Bri, ¡que asustas a los televidentes! —exclamó de repente Freddie con aprensión.
—Hemos seguido los pasos de este manual, así que debería estar grabando —John seguía pasando páginas de dicho manual en busca de más conocimiento.
—¿Pero para qué vamos a grabar si no va a ser tocando ninguna canción? —replicó Roger molesto por haber sido interrumpido en sus actividades de holgazanería.
John se giró a él— Para familiarizarnos con este cacharro y para...
—Para pasar el rato porque somos unos vagos y a ninguno nos apetece ensayar hoy —completó Freddie, sentado en la misma butaca de la última vez, con un pañuelo azul enrrollado en la muñeca y una pluma morada en la mano.
—Tú sólo querías repetir esto para sentarte ahí —Roger le tiró un oso de peluche con agresividad.
—... No lo voy a negar, sabía que estaría fabuloso aquí sentado.
—Maggie debió llevarse estas cosas de vuelta al sótano lejos de vuestras manazas —reflexionó en voz alta John con aire aburrido.
—Vale, creo que ya sé cómo va —Brian colocó el teléfono en la mesa sujeto por un par de libros—... ¡A sus puestos, señores!
Todos estaban ya posicionados. Deacon y Taylor dejaron un hueco a su lado para Brian, que contó con los dedos hasta tres y después de pulsar en la pantalla para iniciar la grabación, salió disparado para colocarse allí.
—¡Sean bienvenidos! —Freddie alzó los brazos, para un segundo más tarde ser interrumpido por el timbre de la puerta.
—Dios mío, han venido de verdad —murmuró Roger asombrado por el increíble poder de la tecnología del siglo XXI.
—Iré a abrir —Deacy se dirigió a la entrada.
—Justo cuando ya sabíamos cómo grabar con esa cosa. Demonios —farfulló Freddie mientras Brian paraba el vídeo.
Roger siguió a John para ayudarlo en caso de que fuera la señora Campbell. El segundo observó por la mirilla de la puerta. Un joven pelirrojo esperaba en el exterior. John miró con duda al otro, y le instó a que mirara también.
—¿Quién es este? —susurró Roger.
—Ni idea. ¿Le abrimos? —respondió en un murmullo John.
Roger se adelantó y abrió sin más.
—... ¿Hola? —saludó el extraño, observando a los dos dentro de la casa.
—Eh —Roger cogió un papel que estaba enganchado en el marco de la puerta. Estaba escrito con la letra de Ethan. Comenzó a leerlo de forma mecánica—... "Lo sentimos. No queremos comprar nada ni necesitamos ningún seguro. Tampoco nos interesa leer ningún nolleto".
—Ahí pone folleto —apuntó John.
—Folleto. "Gracias y buenos días" —completó Roger. Su amigo se dirigió a cerrar la puerta, pero el visitante le detuvo.
—¡Esperad, esperad! —exclamó—. No estoy vendiendo nada, soy un amigo de Ethan y Maggie.
—¿Un amigo? —preguntó con sospecha el rubio.
—Así es. ¿Están en casa?
—¿Qué clase de amigo? —siguió cuestionando Taylor.
—Ninguno de los dos está ahora, podemos decirles que has venido —solucionó John al margen de la mirada inquisidora de Roger clavada en el visitante—. ¿Cuál es tu nombre?
—Me llamo...
—¡Niños, acabad de una vez! Tenemos que seguir trabajando —interrumpió Freddie, empujando a ambos para ver con qué se entretenían—. No queremos aspiradoras ni filtros para el grifo. Hasta luego, cariño.
—Freddie, es un amigo de Ethan y Maggie —explicó Deacon antes de que le cerrara la puerta en las narices al joven.
—Ah, ¡por qué no lo has dicho antes! Pasa, hombre, pasa —Mercury tiró del brazo del visitante sin darle momento para vacilar.
Lo llevó al salón y lo sentó en el sofá. Brian, investigando el uso del móvil con el manual al lado, se lo quedó mirando ladeando la cabeza.
El pelirrojo, abrumado por los desconocidos a su alrededor, carraspeó un poco sin decir nada.
—Maggie volverá al mediodía, querido. Ahora está en la peluquería —Freddie le dio un cojín al confundido invitado para que se pusiera cómodo—. Ethan también está trabajando pero no sabemos cuándo viene.
—¿Quieres tomar algo? —ofreció John con amabilidad.
—Aunque sólo tenemos agua y... zumo caducado de melocotón —Roger soltó una risa seca.
—¿Te apetece una chirimoya? —dijo Freddie juntando ambas manos como si fuera un camarero.
—No... No, estoy bien. Gracias —el muchacho carraspeó de nuevo con el ceño fruncido, y los observó con desconfianza—. ¿Sois... amigos de Ethan?
—Amigos hasta la muerte —dramatizó Roger desde el quicio de la puerta con una mueca.
—Trabajamos con él en nuestro álbum y nos da cobijo —explicó Brian de forma más práctica.
—Ah, sois músicos —dijo el invitado, más para sí mismo, reafirmando sus sospechas por el aspecto peculiar de aquellos tipos.
—Yo soy el vocalista, un experto melódico. ¡Freddie Mercury! —posó como si hubiera focos apuntándole.
—Nadie te ha preguntado tu nombre —se burló el rubio.
—"Nidii ti hi priguintidi ti nimbri" —le imitó el afectado. Roger agarró una almohada y le atizó con fuerza—. No debería hacer eso, es justo lo que hacen los idiotas como tú.
—Vete a cagar, experto melódico.
—Yo soy Brian, el de las expresiones agradables Roger y el callado John. Un placer —resumió el susodicho, aún trasteando con el teléfono.
—Igualmente. Sammy Browning —se presentó finalmente.
—Sammy, ¿por casualidad no sabrás cómo usar un teléfono? —preguntó Freddie con una sonrisa torcida.

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KEEP YOURSELF ALIVE #4: Crossing the HOT SPACE! ♕
FanfictionCOMPLETA (spin-off de la saga KEEP YOURSELF ALIVE ♕) No es necesario haber leído las precuelas para entender los acontecimientos de esta novela. Recomendado leer en cuarto lugar, pero el orden es irrelevante para seguir la trama. // ¿Te imaginas...