Sinceramente, odiaba estar vendada.

Cuando pude reincorporarme dijeron que estaría bien siempre y cuando me cuidara y revisara cuando fuera debido, también dijeron que tuve mucha suerte y que para ser una herida de bala no fue lo suficientemente grave como hubieran imaginado.

Volteé la mirada y me encontré con todos que me miraban preocupados, tenía un gran impulso de ir a abrazarlos a todos, sin embargo me contuve. Steve me observó con ese rostro que aún tenía la mirada severa y yo no pude articular palabra.

—No vuelvas a mentirme de esa manera jamás Amelia... eso casi te costó la vida, fue increíblemente irresponsable ¿Es que siempre tienes que actuar por impulso? —dudó antes de envolverme en sus brazos, yo intenté ser fuerte para no desplomarme y Steve se dio cuenta de ello—. Todo está bien... nos iremos ahora.

Me separé de él y asentí, vi que Maria se acercaba a nosotros.

—El Quinjet está listo. Nick espera un reporte pero no tienen que preocuparse por ello, todo quedará en orden. Tómense un buen descanso señores, lo merecen.

—Gracias Hill—dijo Steve para que después todos nos dirigiéramos hacia el Quinjet.

Antes de que yo entrara Clint me miró como si esperara algo.

—Te conozco y sé que no te acercarás a abrazarme, ¡Pero vamos pequeña problemas! Desde que te conocí fuiste como mi hermanita y creo que merezco ese abrazo—le di una media sonrisa mientras lo dejaba envolverme en sus brazos y levantarme un poco—. Quisiera seguir abrazándote pero creo que todos concordamos en que hay que dejar este lugar de una buena vez ¿no?—mi mirada respondió por mí—. Bien, ahora vayámonos, niña buscapleitos.

Clint se encargó de pilotear el Quinjet de regreso a Nueva York.

Permanecí parada unos segundos dudando si acercarme a Rhodey quien era a quien más tiempo tenía de conocer, quien de igual manera trataba de hacerme sonreír desde el día en que supo de mi existencia. Suspiré y finalmente me acerqué.

—Hola, bonita—dijo sosteniendo mi barbilla.

—Rhodey... quiero verlo—de inmediato Rhodey supo a lo que me refería.

—En cuanto aterricemos en Nueva York iremos ¿ok? Oye, no te pongas triste, él te adora.

—No después de lo que le hice.

—No digas eso, vamos... ahora debes intentar descansar ¿Entendido señorita?

Le hice caso a Rhodey y fui a sentarme. Estaba apartada de todos, pues no me sentía de alguna manera del todo bien. Me puse el dije de mamá y me aferré a él en silencio.

Todo había terminado, pero yo aún era culpable y me sentía terrible.

Vi a Bruce, que igual se encontraba apartado de todos, y algo nervioso intentando tranquilizarse por completo escuchando algo de música con unos audífonos.

—Hola—dijo Pietro sentándose a mi lado y tendiéndome en la mano una botella con agua, le sonreí a modo de agradecimiento—. Creo que te comió la lengua el ratón.... pero oye, la Amelia que yo conozco es una máquina de ocurrencias...

Solté una risita silenciosa y algo triste.

—Fuiste muy valiente.

—No lo fui....—dije en voz bastante baja.

—Por supuesto que sí—dijo Wanda—. Tú fuiste quien le dio fin a HYDRA.

—Sin ti no hubiera hecho prácticamente nada, Wanda.

My Infinity [•Steve Rogers•] ●Resubida●Where stories live. Discover now