Capítulo 25

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Ha pasado una semana desde la última vez que vi a Jason y, una más desde que Eli me echó de su vida.

Y literalmente, desde entonces —desde que Eli decidió que no quería volver a saber nada de mí— mi vida ha sido un completo caos.

Para empezar, la noche que Jason se fue no pude dormir; por miedo a que entrara a la casa de nuevo y pudiera hacerle algo a mi hermana y a mi madre. Así que ese, y los días siguientes, podrían decirse que me la pasé de guardia. Cuidando mi casa y a las personas que amo.

Y lo jodido del asunto es que hay otra persona a la que quiero cuidar, pero simplemente no se deja.

No, por lo que pasó. Y en parte la entiendo.

Estas dos semanas que han pasado —y que han sido verdaderamente tortuosas para mí— he estado pensando todo lo que pasó con Eli; y, en cierta forma, me he puesto en su lugar. Y también he estado pensando qué hubiera hecho yo, de haberse invertido los papeles.

Y, aunque no seamos nada, sé que fue decepcionante para Elizabeth enterarse de lo que estuvo a punto de pasar entre Alanis y yo, cuando me comportaba con ella de una forma cariñosa y cuando, incluso, la besaba...

No puedo decir con exactitud lo que siento por ella, ni ponerle un nombre, pero sí sé que siento algo por Elizabeth. Y eso que siento, hace que quiera estar a su lado. Y me hace querer luchar por su perdón.

Aún no sé por qué Jason quería llevarse a mi madre lejos de Juliette y de mí, pero de lo que estoy seguro es que mi madre no quería irse con él. Lo sé porque ella me lo dijo, pero no me dijo para qué quería llevársela. Pero pronto lo sabré.

El sonido estridente de la bocina de un auto detrás de mí, me obliga a salir de mis pensamientos. Y, sin perder más tiempo, pongo en marcha mi auto hacia el establecimiento donde trabajo.

Ahora que ya no estoy cuidando de Eli, he decidido que trabajaré de mañana en la veterinaria y parte de la tarde, y mi jefe, claro estuvo de acuerdo. Así que ahora mismo voy hacia allá, después de haber dejado a Juliette en la preparatoria. Aunque ella me diga que ya no es una niña para seguir llevándola.

Luego de unos cuantos minutos de camino llego a la veterinaria. Acto seguido, bajo de mi vehículo para caminar hacia el establecimiento, mientras pienso en cómo voy a ganarme la confianza de Elizabeth de nuevo.


[...]


—Nos vemos mañana, Evan —se despide uno de mis compañeros.

—Descansa, Luke —digo, en forma de despedida.

Esta vez, decidí quedarme hasta la noche también. ¿Por qué? Bueno, para despejar un poco mi mente de pensamientos tortuosos y melancólicos.

Y aunque me cueste un poco admitirlo, no he podido hacer otra cosa más que pensar en cómo estará Elizabeth. Qué debe estar haciendo, o si ya se olvidó de mí...

Lo último me inquieta de sobre manera.

Todo el día me la he pasado en piloto automático, por así llamarle, haciendo lo que tengo que hacer en la veterinaria. Pero es como si mi cuerpo estuviera aquí y mi mente en otro lugar. La verdad es, que me siento perdido. Como si estuviera caminando en un sendero sin saber realmente a donde ir; sin saber donde tengo que estar.

Y sé de antemano que no voy a poder aguantar las ganas de tener cerca a la chica pelinegra de ojos azules volviéndose blanquecinos.

Entonces, sin molestarme en despedirme de mis compañeros que aún están en la veterinaria, salgo del establecimiento y camino hacia mi coche estacionado enfrente.

Aunque no te pueda ver ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora