Capítulo 28 | Intenso

2.4K 252 164
                                    

He publicado una nueva obra llamada "No apagues mi luz", es prosa poética (historia corta) y su temática es la violencia de género. Echarle un vistazo si os interesa.

 Echarle un vistazo si os interesa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Narra Noah

La situación se volvió tensa, tan tensa que se me revolvió el estómago.

Y ahí estábamos, los cuatro, enfrentando a unos...¿Seis guardias? Seis guardias que cargaban entre sus manos armas de impulsos electromagnéticos. Conocía esas armas porque cuando vine a la CDI por primera vez, aún mantenía mis poderes, y logré meterme en la cabeza de algunos de los profesionales que me rodeaban. Fue divertido ver sus caras invadidas por sus nervios hasta tal punto de llegar a convertirse en pálidas, sabiendo que podría conocer sus secretos más oscuros.

Malcom lanzó el primer ataque, varias corrientes eléctricas aparecieron en el aire dirigiéndose hacia los guardias de forma parecida a un látigo. Algunos de ellos comenzaron a disparar con sus armas hacia nosotros, y por suerte logramos esquivarlos. Di varios pasos hacia atrás.

Maldita sea la telepatía, que no me ayuda en nada para defenderme.

—Noah, corre, ya—me ordenó Derek con sus ojos convertidos en un amarillo tan brillante que me recordó a las luciérnagas.

Asentí con la cabeza mientras mantenía mis labios entreabiertos. Me giré y comencé a correr en dirección contraria.

La curiosidad no era tan mala como mucho nos enseñaban desde pequeños. Con la curiosidad logras descifrar los más profundos secretos, y mantenerte informado de todo para poder sobrevivir.

Y ese era mi caso.

Llegué a pasar por la mitad de las instalaciones de la CDI sólo por mera curiosidad. Y aquel día me sirvió bastante como para poder ir corriendo—parándome en determinadas ocasiones para esconderme y después seguir—sin ser visto, en dirección de la habitación de Malcom.

Las alarmas no pararon de sonar ni un segundo, y aquello me alteró más. Mis latidos comenzaron a ser más rápidos que antes, y sentí mi garganta seca por los nervios. ¿Y si todo salía mal?¿Qué nos harían?¿Nos matarían directamente? Aunque lo dudaba. Nos necesitaban bastante como para eso.

O eso quería creer.

En cuanto llegué a la zona de inefables, visualicé a la mayoría de ellos saliendo de sus habitaciones, totalmente confundidos. Pero una silueta me alarmó más.

Sean se veía demasiado molesto, tenía los ojos rojos, y los músculos tensos. Lo supe por cómo se notaban las venas en sus brazos. En su mano derecha yacía una llama de fuego. Sean lanzó miradas a todos, y éstos sin rechistar y con la mirada llena de curiosidad y miedo, entraron de nuevo en sus habitaciones.

Éste pulso un botón extraño en un lado de la pared, el cual recordé haberlo visto antes, pero nunca lo vi siendo usado.

Todas las puertas se cerraron, con un sonido más fuerte de lo normal, como si tuvieran cerraduras.

INEFABLE © 2018 (sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora