Capítulo 27: Explicación.

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"Todos tenemos cicatrices

todos tenemos historias." 


Por más que pataleé, grité y golpeé a Alicia, ella simplemente no me dejó escarpar hacía Albert. Ahora mismo estábamos justo donde había iniciado toda está pesadilla que mi mente no quería o no podía tratar de procesar. La sangre seca de Albert aún estaba en el suelo de la cueva junto a la cruz rota que se hallaba como un mal recuerdo. 

- ¿Te sientes mejor?- Me preguntó cuidadosa Alicia para no hacerme entrar en pánico o algo por él estilo. Negué con la cabeza. - Sé que estás confundido por toda la situación que ves, pero pronto habrá respuestas a todas tus preguntas.

-Sí, pero no las responderás tú.- La voz gruesa y burlona de Albert resonó en toda la caverna poniendo mi piel erizada de solo escuchar los fuertes aleteos que daba hasta tocar el suelo.

-¿Qué haces aquí?- Alicia no esperó ni un segundo cuando ya se había puesto de pie enfrente de mí.

-Vine por lo que es MÍO.

-¿Cómo nos encontraste?- Alicia estaba a la defensiva de la persona frente a ella, sabía que él Albert que yo había conocido en mi casa era una simple fachada y que ahora aquél ser alado que era posesivo y carente de respeto era el verdadero Albert.

-Él.- Me apunto con su larga y gruesa garra.- Tiene mi marca.

Me sentí horrible cuando empezó a reír sin control alguno como si fuera un objeto en él que puso su nombre, por "marca" se refería a que me había cogido.

-¡Lárgate , no eres bienvenido!

Albert la miró sereno para nada divertido, sus ojos eran una verdadera promesa de muerte. Alzó simplemente las alas rápido y veloz pero fue lo suficiente para hacer saltar de un susto a Alicia; era demasiado peligro.

-Tú  no me dices que hacer, zorra.

Alicia no aguantó más  y con el frasco que había dejado abandonado Annie en la ceremonia, le arrojó la poca agua bendita que aún quedaba haciendo coser su piel al tacto. Su gritó fue el de una verdadera bestia agonizante que hacía retumbar y huir a todo ser vivo a su alrededor; no comprendía... si era la misma agua bendita ¿Por qué a Annie no le funcionó?

-Alice.- La llamé tomando su mano para evitar que fuera atacarlo ahora que se retorcía en el suelo.- Déjame hablar con él.

-¡¿Te has vuelto loco, Esteban?!

-Por favor, necesito hablar con él.- Alicia me miró como si discutiera con ella misma de lo mejor que podía hacer en esa situación, asintió y sin más se fue con un fuerte aleteo de sus alas. Me acerqué poco a poco a la bestia que estaba más tranquilo y le llamé.

Albert alzó la mirada dejando ver su cara corroída dejando ver una putrefacta carne que comenzaba poco a poco a regenerarse sobre su cara en el lugar que había tocado el agua, me paré al verlo indefenso.

-Creo que mereces una explicación, amor.

Iba abrir la boca para hacer mi primera pregunta de muchas que tenía corrompiendo mi mente, pero el se acercó tan veloz que no pude detenerle. Su boca estaba dando un excitante beso sobre la mía abriendo y cerrando los labios y debes en cuando pasando la lengua entre mis dientes.

-¿Ah?- Fue lo primero que dije al abrir los ojos y separarnos. Nos encontrábamos en otro lugar totalmente diferente a la cueva, era un lugar opaco y realmente oscuros, no sabía donde era arriba o abajo y por más que avanzaba nada parecía cambiar. -¿Dónde estamos?

-En mis recuerdos.



Me enamoré de un demonio. (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora