13 - Pero lo amas...

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Taehyung estaba hecho un lío pensando en la cercanía que había tenido hace muy poco con él menor. Cerraba los ojos y los volvía abrir, estaba tan asustado, porque cuando los cerraba, era difícil no recordar cómo los labios de Jungkook recorrían su cuello, o como sus lenguas se enredaban en una sola.

Temía que esto se saliera de control, ya que por mucho que le costara aceptar, en el fondo sabía que su corazón aún latía por él. No era fácil, aunque él menor no recordara a Taehyung desde antes de la Universidad, lo cierto era que habían estudiado en la misma escuela media, los últimos dos años antes de entrar a la facultad.

Había estado enamorado desde ese entonces, incluso se alegró cuando supo que Jungkook había quedado en la misma Universidad. Preparó todo para hacerle saber sobre sus sentimientos pero cuando lo hizo, había recibido sólo una carcajada, acompañada de una carta echa pedazos.

Bufó cuando lo recordó. Luego dio un giro de costado para quedar viendo hacia la pared, llevando un dedo a los ladrillos para intentar dibujar algunos círculos para relajarse, era una de las técnicas que le había enseñado él doctor para calmar su ansiedad.

Recordó también cómo creyó cuando Jungkook le confesó que todo había sido un error y que también gustaba de él. Su cuerpo tensándose y su estómago siendo golpeado, por una punzada de dolor ante el recuerdo.

Todo se intensificó más, cuando recordó el día en que lo humilló frente a todos, había sido un idiota al creer que Jeon lo amaba. Pensó en esos seis meses, ¿era posible mentir durante tanto tiempo? Había escuchado al menor decir que lo sentía, pero jamas entendió las palabras entre líneas. ¿Acaso se había arrepentido de lo qué había hecho? Eso era imposible, pensó.

Su pecho me apretó por las emociones, y una lágrima descendió de sus ojos al no encontrar respuesta. Estaba jodido, tan enamorado que se sentía abrumado. Se habían besado después de tanto tiempo que, por un instante, creyó estar donde siempre debió, en los brazos del bonito azabache.

Pero sabía que pensar en todo eso era ser utópico, porque las cosas no eran así en la realidad. Era más cruda y despiadada.

Llevó sus dedos a su labios, aún podía sentir el contacto de antes. Unos golpes en la puerta lo hicieron salir de sus pensamientos de forma abrupta. Se levanto y caminó sombrío, como si no tuviese la fuerza suficiente para caminar, sólo arrastraba sus pies por el piso. Al llegar a la puerta la abrió de golpe.

—Jimin-ssi. —dijo sin ánimos de añadir nada más.

Él aludido lo divisó sin ánimos y sólo se adentró al departamento en silencio, no se tomó la molestia de preguntar si su novio había llegado, había alguien en ese preciso instante que parecía necesitarlo más.

—¿Sucede algo, cariño? —le preguntó, levantándole el mentón al castaño.

No tuvo que esperar que le mencionara lo que sucedía, sabía que si su amigo estaba así de mal, sólo podía ser por alguien en particular. Lo abrazó rápidamente cuando notó como Taehyung soltaba lágrima tras lágrima.

—Sabes, todo irá bien ¿sí? —le aseguró en un murmullo. —, pero esto no te haciendo bien, ¿por qué no lo dejas?

—N-no es fácil. —hipó. —Me hizo mucho daño, yo... yo de verdad tengo que hacerlo. —intentó sonar convencido. —¡Ahhh!, Jimin-ssi. Lo quiero tanto. —se aferró aún más al cuerpo de su amigo.

—Lo sé, cariño —le contestó con dulzura. —, por lo mismo deberías dejarlo. Al final saldrán los dos heridos y eso no es sano. —se atrevió a decir.

—No me importa terminar jodido, si él también termina así o peor. —señaló sonando muy poco convencido.

—Pero lo amas... —le lanzó la verdad que tanto se negaba a escuchar.

—Lo amo p-pero...

—Pero nada, sólo piensa en eso ¿vale? —le hizo hincapié. —A veces necesitamos soltar para poder avanzar, o incluso tenemos que olvidar y perdonar para ser felices. —le guiñó un ojo y secó sus lagrimas. —¿Quieres comer algo?, tu hyung te consentirá. —señaló, sonriendo.

Él castaño asintió débilmente, para luego inhalar un poco de aire y tranquilizarse. —Helado, quiero comer helado hyung. —indicó abultando sus labios en un puchero.

Jimin acarició su cabellera y depositó un beso en su sien. —Comeremos todo el helado que quieras. —le aseguró. —Así que ahora arréglate un poco, iremos al supermercado a comprar, además, Min no tardará en llegar. —sostuvo en un tono cariñoso y sin reproche. —No quiero que te vea así.


 —No quiero que te vea así

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Revenge | KVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora