Nueve

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Niall

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Niall

Aquella mañana Liam despertó con su hijo en la mente, parecía que hasta lo había soñando tristemente en la habitación y eso removió su dignidad, él se fue de casa tan molesto que no pensó en el daño que podría provocar en sus hijos. En especial a Stan, el pequeño chico que recurría siempre a su ayuda y consejos que Liam daba con cariño, siempre dándole la mejor opción de hacer lo correcto y cómodo para Stan.

Ahora, lo dejo solo en casa y  es un afectado ante la situación que únicamente era de Zayn y él, fue un poco egoísta pero creyó dejarlo de ldo cuando Harry insistió en darles una lección por parejo. Sin embargo, el sentimiento de remordimiento que su hijo estaba pasando le hacía saber que al menos uno estaba arrepentido y en verdad lo amaba como Liam lo hace a ellos.

Liam consideró visitar a los chicos algunos de estos días, pero sabiendo que ni Chris ni Leight tenían intención de pensar en él, preferiría ver a Stan. Quizá lo podría recoger al final de clases, ahora que Leight asistía a prácticas no había manera que se enterara que se vieron. Liam también estuvo agradecido de saber como Stan se sentía, seguiría creyendo que sus hijos estarían molestos aún, si no fuera por él más pequeño de los tres que se enteraría.

Si tan solo fuera fácil, no negaría que extraña su hogar, los chicos y en especial a Zayn. Si la situación continuaba como tal, entonces tendría que aceptar los celos de su familia y regresar, no podía vivir un segundo más lejos de ellos y que por su culpa cada uno parecía distanciarse del otro.

Oh, Liam, no te rindas tan pronto.

Dejando de lado aquellos pensamientos, Liam salió del cuarto de baño y colocarse únicamente un bóxer, suspirando por la libertad que tendría ese día. Colocó la toalla sobre la cabeza y frotó mientras buscaba a su niño por la casa.

—¿Damián?— preguntó al oírlo reír desde la cocina, dejó la toalla encima del sofá de paso y entró sonriente.

Damián estaba sentado en la isla con un panqueque de chocolate en las manos, riendo por la mueca que Niall hacía para él a la vez que hacía cosquillas en el estómago.

—¡Niall!— chilló en un rubor extendiéndose por las mejillas, tardó cinco segundos para reaccionar y cubrir la desnudes, tiempo suficiente en que el hombre barrio su cuerpo con esos ojos azules.

Pronto Niall actuó y giró dándole la espalda. —¡No mire nada!

Liam corrió apresurado a la habitación escuchando la carcajada de su bebé por todo el departamento.

. . .

—Se puede saber cómo entraste aquí— Niall miró al castaño entrar de nuevo, ahora con una camisa a la talla y un pantalón oscuro.

La Lección de ZaynDonde viven las historias. Descúbrelo ahora