01 - El premio gordo.

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✿ 3 Años atrás ✿



La garganta le ardía...

Fueron uno, dos, tres, quizás cinco o diez tragos de aquel brebaje que le quemaba hasta lo más profundo de su ser. Incluso sus labios estaban bastante agrietados por el consumo excesivo de sal y limón. Su cabeza dándole vueltas por aquellas dosis que él mismo había ingerido a destajo, sin que nadie lo obligase a hacerlo, porque le gustaba. Sentir como el alcohol se mezclaba en su sangre, le gustaba, todo era mejor si no era concierte. El vacío de su vida se hacía presente cada día que estaba en su sano juicio, tal vez por eso era mucho más fácil estar sumergido en ese estado ya que allí, podía olvidar sus temores.

—Hagamos una apuesta. —señaló Mingyu. —Él perdedor se quedará con el premio gordo esta noche. —indicó hipando, él pelirrojo.

—Trae el dado entonces... él número más bajo, pierde. —continuó él rubio, Yugyeom. —No hay marcha atrás, se debe cumplir si o si. —sentenció.

Un sólo lanzamiento dictaminó aquel resultado, dando como vencedor a dos y sólo uno como perdedor. No era el mejor día de su vida, Jungkook lo supo cuando su ex novio estaba en la fiesta con el chico que hasta hace cinco días atrás, se decía ser su amigo. Suspiró derrotado cuando el dado freno en dos.

Sus amigos divertidos no paraban de burlarse de él, simplemente porque era la primera vez que podían presumir haberle ganado al gran Jeon Jungkook. Él chico que tenía a media Universidad tras él, sean estos hombres o mujeres. Eso daba igual, se morían por él, tenía un ego por sobre las nubes.

Y allí estaba, en un rincón de esa enorme casa desconocida, junto a esos dos idiotas que llamaba mejores amigos. Los mismos que no paraban de murmurar y reír antes de decidir cuál sería el tremendo castigo para él azabache. Debía ser épico, no iban a tener otra oportunidad para hacerlo, quizás por esa razón no tomaron el real peso de lo que desencadenarían tiempo después.

—Debes hacerte novio del gordo Kim. —reveló el castigo finalmente Mingyu.

—¡Que asco! —se atrevió a exclamar, Jungkook. —¿Cuánto tiene que durar el puto martirio?. —preguntó mirando sin importancia a sus amigos.

—Seis meses —respondió, Yugyeom. —, pero hay algo más. —reparó unos segundos. —Para hacerlo mucho más divertido, cuando todo acabe, deberás romper con él frente a todos, en la fiesta de fin de año de la Facultad.

Jungkook río antes lo despiadados que podían llegar a ser sus amigos, pero río aún más cuando le gustó la idea de humillar una vez más a Kim Taehyung. Lo odiaba, era todo lo contrario a él, en el sentido más amplio de la palabra.

Jungkook era dos centímetros más alto, de cuerpo atlético, debidamente marcado pero sin exagerar. De ojos oscuros pero llamativos, de piel nívea y cabello negro, con una sonrisa preciosa digna de su dentadura perfecta. Una nariz prominente que hacía armonía en su rostro exótico. Él más llamativo de los de primer año, buen deportista y jugador estrella del equipo de fútbol, con un gran futuro al ser hijo de uno de los dueños de la cadena hotelera más grande del país y de la hija de un importante político.

Taehyung por su lado, era el chico más detestado de los de primero. De piel canela y ojos café pequeños, de cuerpo grueso debido a una notoria obesidad y cabello rubio natural, de gafas grandes y nariz respingada. Hijo de una de la más guapas actrices de Corea del Sur, Kim Heesun, sin embargo, su padre había muerto en un accidente de tráfico cuando él aún no nacía.

Solían decir que no había sido bendecido con la belleza de su madre pero si sólo se detuvieran un segundo a verlo, sabrían que debajo de todo eso estaba el ser más hermoso y maravilloso jamás conocido pero no, nadie se atrevía a hablarle al extraño cerebrito de la escuela.

A Jungkook le asqueaba cada parte del rubio, más aún cuando aquel se había atrevido a confesarle sus sentimientos, mediante una carta que terminó por destruir delante de los ojos del chico que sólo había sido sincero con él. Pensar en ser su novio durante medio año, le repugnada en lo más profundo de sus ser. —¿Deben haber besos de por medio?. —se atrevió a preguntar.

—Claro que deben de haber, tiene que ser lo más creíble posible. —Yugyeom bufo ante la pregunta de su amigo.

—Después planearemos como quitarlo de encima. —añadió, Mingyu.

Definitivamente hoy no era su día, se le cruzó por la mente. Luego alzó un corto de tequila para terminar de ingerirlo de golpe.


Nota Actual: recuperé mi cuenta después de medio siglo 🤧 así que se sube otra vez, intentaré corregir algunas cosas para darle el final que se merece la historia

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Nota Actual: recuperé mi cuenta después de medio siglo 🤧 así que se sube otra vez, intentaré corregir algunas cosas para darle el final que se merece la historia.

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