LLUVIA

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La lluvia parecía no apaciguar, los días habían sido muy dolorosos, personas que se fueron para no regresar y otros tantos que se quedaron con la esperanza vacía de que esto se detuviera.

Mientras caminaba hacia una de las ventanas de hierros retorcidos, a mi paso los cristales sumergidos en charcas del agua que goteaban del techo crujían, como si pisara graba suelta sobre el concreto. Un crujido detrás de otro era interrumpido por el sonido retumbante de las explosiones a lo lejos.

Ante mí una gran vista de desesperación acompañada de vagas esperanzas. Rascacielos roídos por la lluvia se levantaban desde su base como mudos espectadores de lo que sucedió, ahora ya nadie los ocupaba ni los miraban con la antigua gloria.

Varias nubes de humo se alzaban a lo lejos levantándose cubriendo todo a su paso. Mas explosiones siguieron, al parecer el frente estaba perdido. Me recordaban a los fuegos artificiales de verano, como cuando todo era más tranquilo, y todos estaban vivos.

Un hoyo entre las nubes dejo pasar un rayo de luz iluminando las nubes de polvo como si fueran enormes arboles creciendo rápidamente. Mi radio sobre mi hombro hizo un chasquido seguido de varias palabras del jefe.

-atentos todos, este es uno pequeño, pero no se descuiden- un chasquido, silencio de nuevo. Las explosiones cesaron lo único audible, las gotas cayendo sobre los charcos.

Levante mis visores, mi trabajo era únicamente de observar y avisar, nada complicado en teoría. Debía esculcar todos los lugares que pudiera ver en busca de ellos. Lo único que podía ver eran autos en todas direcciones cubiertos por la maleza, un tanque aquí allá, una barricada con fuertes colores amarillos, unos camiones volcados dejando toda su maquinaria a la lluvia, nada fuera de lo normal.

Tiempo después la lluvia seso, un gran atardecer dio paso a un cielo crepuscular hermoso mientras se ocultaba por entre los enormes rascacielos hasta ser perdido bajo el horizonte.

Un día más sin que suceda nada por suerte. Los de contención habían hecho bien su trabajo. Debía prepararme para la noche. Otro chasquido dio paso de nuevo a la voz con una orden distinta.

-Son libres muchachos por esta noche, regresen a sus puestos antes del amanecer-

No era muy reconfortante tener que salir de noche por esa ciudad sin ningún rastro de luz, pero era lo único que podíamos hacer, ellos regresarían al amanecer.

Encendí mi linterna, me dirigía a las escaleras bajaría unos 50 pisos, sería un esfuerzo menor que el subirlos pero igual o más molesto. Las paredes roídas por la humedad dejaban paso a un sinfín de manchas a la luz de mi linterna, aquellos escalones llenos de polvo con basura desperdigada en todas direcciones dotaba a mi trayecto de un aire tenebroso. A llegar a la planta baja por el mismo camino que había hecho tantos días sentía algo de nostalgia, un piso de mármol blanco cubierto por musgo se cruzaba a la luz de mi linterna, en algunas partes, pequeñas plantas pegadas a lo que deberían ser las entradas a los ascensores. Siempre me detenía en el lobby antes de salir, miraba aquellas cosas abandonadas, mesas, sillones, computadores pudriéndose por los grandes ventanales que ya no existían algo los había derribado dejando un esqueleto de metal donde antes se sujetaban, daban directamente a la calle. No me sorprendería que mientras defendían la ciudad una explosión los hubiera derribado. En el centro yacía sobre el piso de mármol juntando musgo y plantas el gran candelabro que alguna vez se mantenía sobre las cabezas de la gente que entraba y salía. Me encantaba verlo, si lo iluminaba con la linterna un millón de arcoíris llenaba la habitación, las cuentas de vidrio que aun colgaban moviéndose con el viento creaban la magia. No podía evitar sacarme una sonrisa.

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⏰ Last updated: May 18, 2018 ⏰

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