13 - 'El mecanismo de un beso'

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Después de la clase Deane, Alice tenía la sensación de que podía dejar que la atrapasen los de la capital y ni siquiera le importaría lo más mínimo.

La última clase del día, la que tenían justo antes de comer, era la especializada. Es decir, si estabas en tecnología, tenías una clase específica, y si estabas en armas, como Alice, tenías otra distinta. Casi lloró de la alegría al llegar a la sala de tiro. Tenía el cuerpo entero manchado de barro seco y sangre en las manos. Estaba tan agotada que solo quería irse a dormir.

Rhett la miró de reojo cuando entró, pero no dijo nada.

Él fue muy distinto a como había sido con el otro grupo. Se comportó de una forma mucho más fría, habló menos, y no hizo bromas.

Ni siquiera crueles. Era preocupante.

El amigo de Shana, Tom, estuvo con Alice la mayor parte del tiempo, así que al menos se quitó de encima el peso de intentar averiguar qué tenían que hacer. Además, lo que estaban haciendo ese día Alice ya lo había practicado antes con Rhett, así que prácticamente fueron dos horas de repaso de contenido.

Al terminar la clase, todo el mundo se fue a la cafetería. Bueno, todo el mundo menos la pobre Alice, a quien le quedaba otra hora de divertidas clases.

Jake estaría orgulloso si viera cómo usaba la ironía.

Cuando se acercó a él, Rhett estaba apoyado en una de las mesas, descargando una pistola. Al oírla, la miró de arriba abajo y esbozó media sonrisa divertida.

—Por tu cara y tu ropa, deduzco que ya has empezado con Deane.

—Odio a esa mujer.

Rhett frunció el ceño.

—No digas eso aquí.

—Aquí nadie me oye —Alice se cruzó de brazos, los cuales seguían doliendo.

—Yo te oigo.

—¿Y qué? ¿Irás corriendo a gritárselo?

Rhett se apartó de la mesa y pasó por su lado para dejar unas cuantas cosas en la estantería. Le pareció ver una pequeña sonrisa divertida en su rostro.

—No, no lo haré —aclaró, borrándola por completo—. Pero eso no lo sabías. ¿No te han enseñado nunca a no fiarte de nadie?

—Si no me fiara de nadie, no habría venido nunca a esta ciudad.

—Como sea. No te queda otra que soportar a Deane unas cuantas horas al día.

Hubo un momento de silencio mientras él colocaba algunas otras cosas. Alice se retorció los dedos, impaciente... y no se pudo contener:

—Quiero volver a los principiantes.

Rhett se detuvo en seco y la miró, confuso.

—¿Cómo?

—Quiero volver —insistió, avergonzada.

—¿Tienes idea de la cantidad de personas que matarían por estar en tu lugar?

—Yo mataría para irme.

Él no dijo nada, pero pareció pensativo.

—Yo no puedo hacer nada —dijo, finalmente, volviendo a sus cosas.

—¿Nada? ¿En serio?

—Nada.

—Pero...

—¿Qué tal tu brazo? —cambió de tema rápidamente, poniéndole una pistola en las manos y saliendo de la sala. Alice lo siguió casi automáticamente.

Ciudades de Humo (¡YA EN LIBRERÍAS!)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora