Capítulo 11

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Taehyung también se rompía

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Taehyung también se rompía. A veces se limpiaba las lágrimas enfadado, otras, derrotado. Cuando le dedicas todo tu amor a las personas que más quieres en el mundo, no hay nadie que te pregunte si estás bien, si sonríes por alegría o por costumbre.

Pero cuando amas a alguien, nada de eso importa. Te das cuenta de que tu corazón está encerrado en tu pecho y que solo algunas personas tienen la llave.

Y Jungkook apareció en su vida con la llave. Todo él era suyo. Todo él se había puesto en sintonía con otro corazón, que late, de alegría o de pena. De emociones compartidas.

Así que sí, Taehyung también se rompía, y a veces se limpiaba las lágrimas enfadado, pero se las limpiaba.

Porque cuando amas a alguien, te haces fuerte por él, por quien sea. Por amor.

Taehyung tenía un monólogo consigo mismo en su cabeza. Tumbado en el sofá, miraba al techo, escuchándose. La habitación estaba en silencio.

Había sacado uno de los muchos álbumes de fotos que tenían por allí. Desde hacía años todos se acostumbraron a guardar sus recuerdos juntos en fotos, fotos, miles de fotos. Había álbumes completos dedicados a los Bon Voyage, otro del American Hustle Life que evitaban ver porque morían de vergüenza ajena. Otros casuales, otros personales.

Y de ellos.
Con letras doradas en la portada blanca.

Taehyung y Jungkook.

A Jimin le encantaba ese álbum. Bueno, a todos en realidad. En aquellas tardes que no tenían otra cosa que hacer que disfrutar el tiempo juntos y sacaban todos los álbumes, nunca faltaba abrir ese en concreto. Un amor que enamora.

Pero ahora Taehyung estaba solo en el salón, con el álbum de tapa blanca en su estómago, cerrado. Y una fotografía en la mano que había sacado del plástico.

Parecía que estaba mirando al techo, pero en realidad observaba cada detalle de aquella foto, alzada frente a sus ojos. Sonreía estando triste. Y era ya algo normal.

Cerró los ojos un instante, sin borrar la sonrisa. Porque dolía como el infierno, dolía como si le quemase el pecho.

Después de salir de la cama esa mañana, no hablaron mucho entre ellos. Jungkook aún tenía lágrimas resecas en el rostro. Y él había empezado a entender.

Su corazón dio un vuelco al escuchar a Jungkook hablar de formar una familia alguna vez, en un futuro. Él también pensaba en esas cosas.

Pero su miedo reflejado en su alma, aferrado a su cuerpo como si fuera su salvavidas. Jungkook estaba más roto de lo que nunca nadie entendería. Claro que dolía, pero estaba ahí para él. Y por eso sonreía.

Los pasos se oyeron por el pasillo, casi arrastrados por el suelo. Vislumbró su figura encapuchada a un lado, apareciendo por la entrada de la estancia.

El dilema de ser gay ー taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora