Capítulo 37

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-Lo siento -susurré apretando la mano de Harry.

-No lo hagas -murmuró.

-Pero...

-¿_____? -preguntó la doctora entrando a la habitación- ¿Qué ha pasado? -miré a Harry para que él respondiera.

-Se golpeó y... tiene sangre.

-¿Qué te han dicho? -preguntó poniéndose unos guantes.

-Nada, sólo me han hecho esperar.

-No tengas miedo -dijo.

¿Qué no tuviera miedo? Por supuesto que tengo miedo de perder a mi maní.

-Lo siento -volví a decir.

-Deja de decirlo -susurró Harry poniendo su rostro en mi cuello.

-Pero vamos... ¿Por qué están tan triste? ¡Su maní va excelente!

-¿Qué? -exclamó Harry.

-¡Qué va excelente, todo está en orden! Un sangrado es normal en los primeros cuatro meses -suspiré aliviada.

-¿Y el dolor? -pregunté.

-Bueno, ya sabes que tu pequeñín está vuelto loco y quizás con el golpe se asustó, eso suele pasar -sonrió.

-Oh mi Dios -sonreí.

-¿Tu eres el papá? -preguntó la doctora quitándose los guantes.

-Sí -respondimos a la vez.

-¿Quieres qué hagamos una ecografía? -preguntó la doctora.

-¡Sí! -la doctora sonrió y estiró la mano para tomar el gel, levanté mi polera y la doctora lo puso allí.

-Vale -movió el aparato sobre mi estómago y los latidos llenaron la habitación.

-Mierda -dijo Harry.

-¡Nunca se dejará ver! -exclamó la doctora divertida- Bueno, han pasado sólo horas desde tu visita de los tres meses así que está bien -Harry apretó mi mano y besó mis labios.

(...)

-Fue un susto de mierda -dijo Harry mientras comíamos hamburguesas en el auto, estábamos esperando a que los gemelos salieran del entrenamiento.

-¡Se me acabó la hamburguesa! -chillé, llevaba dos hamburguesas pero saber que casi pierdo a mi maní me dieron ansias.

-No te voy a dar la mía -Harry negó con la cabeza y dio un mordisco a su hamburguesa.

-Harry, es para nuestro bebé -reí.

-Me siento culpable por decir eso, también lo voy a querer sí es niño -di una mordida a su comida y besé sus labios- Lo digo en serio, sería genial si fuera niña y si es hombre también.

-Lindo -pellizqué su mejilla y vi a los gemelos salir de la escuela.

-¡Vamos! -les grité- ¡Tenemos hamburguesas para ustedes!

(...)

-No quiero a Spider -dijo Nick con los ojos llorosos.

-Nick, fue mi culpa -odiaba a las serpientes pero Nick amaba a su animal.

-¡No, fuiste al hospital por ella! -negó varias veces.

-¿Y dónde quieres que la deje? -dijo nervioso Harry.

-No lo sé pero no la quiero.

-Vale, como siempre tendré que ver yo que hacer -gruñó Harry con Spider en su jaula.

Papá por accidente (h.s)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora