Viernes

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—Baja— Ordenó Wonwoo, de brazos cruzados y con los ojos entreabiertos, observando a Seokmin frente a las escaleras que conducían al sótano. —Ahora.

Con los problemas ya resueltos en su mayoría por fin podían regresar a la incomodidad de asentarse por completo en la casa, una semana ya había sido suficiente, tenían que terminar la mudanza de una vez antes de que ocurriera algo más que se los impidiera.

Wonwoo fue quien arrastró a Seokmin hasta el sótano, lanzándolo a las escaleras que llevaban a este y él quedándose cómodamente en la primera puerta, amenazándolo para que no tratara de huir. Jun ni si quiera se había asomado para ver que ocurría, él se quedó atrás en la cocina alimentando a Dino, mientras que Woozi fingía hacer lo mismo con un adormilado Seungkwan.

Seokmin se tensó, miró hacia arriba teniendo un pie sobre el penúltimo escalón y el otro dos más arriba, en una posición dispuesta a huir lejos de la puerta que por fin llevaba a esa habitación subterránea. Mostró sus dientes mientras que estos se apretaban con algo de miedo, sintiéndose acorralado por el terror que le producía el sótano y por otro lado el que le producía Wonwoo.

—¿no podemos hacerlo mañana?— Preguntó tratando de huir, sonriéndole a Wonwoo con un lindo rostro, intentando persuadirlo. —Ahora es...

—No, si lo seguimos postergando será peor.

—¿puedes bajar conmigo?— Suplicó sin importarle un famoso y fantasmal orgullo masculino. Pero la rotunda negativa le hizo sentirse más acorralado. —¿¡porque no puede ser Jun!?

Wonwoo guardó silencio por largo rato, tal vez buscándole una respuesta justa, pero al no encontrarla solo suspiró con molestia, aumentando la presión en Seokmin.

—Yo puedo hacerlo.— Mencionó Woozi, justo detrás de Wonwoo. —Solo es bajar al sótano, no hay nada de qué preocuparse.

Wonwoo se giró, encarando a su hermano menor y apartándose para que Seokmin también pudiera verlo. Los mayores se miraron entre si, tal vez pensando y razonando si era recomendable que un menor bajara a un lugar donde pudieran haber unos cuantos animales peligrosos.

Seungkwan se levantó con dificultad de la mesa, él tenía su rostro pegado a ella durante todo ese tiempo, sin poder dormir la noche anterior. Debajo de sus ojos aun quedaban rastros de su desvelo, haciéndose evidentes por su pálida piel, quizás, la única razón del porque sus mayores no lo notaron es porque ocultó su cara toda la mañana entre sus brazos para poder dormir.

El niño caminó hasta Woozi y se abrazó a su cintura, dejándose caer con cansancio y restregando su cabeza contra la ropa. El hermano mayor lo notó de inmediato, sorprendiéndose al poder ver lo palido y cansado que se notaba el niño, alarmándose al igual que Wonwoo y posteriormente Dk. Woozi se agachó para quedar a la altura de Seungkwan y observarlo mejor, analizando su pequeño rostro.

—Tengo sueño— Se quejó Seungkwan con un tierno puchero. —Y estoy mareado.

—¿tienes fiebre?— Woozi colocó el dorso de su mano en la frente del menor, tanteando su temperatura corporal. Wonwoo se acercó de inmediato revisándolo por completo. —¿Vas a vomitar?

—¿Cómo te sientes Kwannie?— Preguntó Wonwoo con la voz suave, acariciando el cabello del niño con ternura.

Dk subió las escaleras de dos en dos, llegando hasta ellos e inclinándose para verificar lo que ocurría. El pequeño no tenía el mejor aspecto, y no solo era producto de la falta de sueño; había algo más.

Seungkwan se abrazó a Wonwoo, pasando sus delgados brazos por sobre sus hombros y dejándose caer, el mayor no se resistió, lo envolvió con ambos brazos y lo levantó colocando una mano en su espalda para darle soporte. Woozi se incorporó de inmediato acariciando la espalda de Seungkwan.

Ellos [Seventeen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora