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El pelinegro lavaba el pelo de Taehyung dulcemente, frotando el champú con sus manos siempre tratando de no hacerlo con brusquedad y dañar al mayor, o que el jabón cayera en sus ojos otra vez. Cuando terminó, le aclaró el pelo con el agua caliente, para que la temperatura de su cuerpo se estabilizara de nuevo, y avisó al castaño cuando hubo terminado. Este se puso en pie, dándole a Jungkook unas vistas maravillosas de su trasero. El menor tragó saliva, sintiendo su cuerpo calentándose tan solo con eso. Inconscientemente, sus manos se dirigieron a la cintura del mayor, sujetándola con cuidado y acariciándola con la yema de sus dedos. Taehyung se quedó estático en su lugar. Se sentía vulnerable porque estaba ahí desnudo y solo con el roce de los dedos del pelinegro, miles de imágenes venían a su mente, y estaba empezando a sentir un burbujeo en su vientre que, definitivamente, no traía nada bueno.

— Taehyung...— Murmuró, su aliento chocando contra su trasero.

— ¿Mhm? — Fue lo único que pudo responder. Apoyó una de sus manos en la pared frente a él para aguantar su peso, pues sus piernas empezaban a temblar.

— ¿Puedo....?

— Entra.— Y para cuando Taehyung había dicho eso, el pelinegro ya estaba deshaciéndose de su propia ropa.

Acabaron los dos metidos en la bañera, besándose con ansia mientras el agua tibia caía sobre ellos. Sus cuerpos, uno chocando contra el otro, sintiéndose al completo, era alentador. El ambiente caliente les hizo empezar a explorar el cuerpo del contrario. Se acariciaron y besaron hasta conocer cada punto débil del contrario.

— Joder, Jungkook...— Gimió cuando el menor comenzó a mordisquear sus pezones.

Pero de repente, algo les hizo volver a la realidad. Escucharon la puerta de la entrada abrirse y los padres de Taehyung anunciando su llegada. El castaño apartó a Jungkook y salió de la bañera con prisa, envolviéndose en su albornoz rápidamente, antes de salir del cuarto de baño y bajar a saludar a sus padres.

— Hola, cielo.— Su madre dejó un beso en su mejilla.— ¿Y jungkook?

— Está dándose un baño.— Explicó con una sonrisa, que para nada era sospechosa. Saludó después a su padre y volvió al baño, esta vez para vestirse con su pijama con estampado de tigre, sin mediar palabra con Jungkook. Se sentía realmente avergonzado, tanto por cómo la excitación del momento le había hecho actuar, como por apartar al pelinegro bruscamente y dejarlo allí cuando sus padres llegaron a casa.

Poco después, Jungkook salió de la bañera y Taehyung le pasó su albornoz sin siquiera mirarle. El pelinegro se envolvió en este y se sentó sobre la tapa del retrete, observando como Taehyung, vestido con su pijama de tigres, peinaba su pelo castaño. No pudo evitar sonreír, todo en él era tan tierno que se odiaba a sí mismo por no haberse dado cuenta antes.

— Deja de mirarte tanto, estás lindo.— Habló el menor cuando notó que Taehyung se miraba demasiado en el espejo, frunciendo sus labios al encontrarse con cada pequeño defecto en su rostro.

— Ven aquí.— Le pidió, y Jungkook se situó a su lado.— ¿Ves eso? — Señaló el reflejo del pelinegro en el espejo.— Eres como un jodido ángel. Y ahora, — Se señaló a sí mismo esta vez.— ¿Ves esto? Soy peor que satanás.

Jungkook rio por la comparación, pero la verdad es que le parecía muy triste que Taehyung tuviese tan poca confianza en sí mismo cuando era una de las personas más hermosas de todo el planeta. Taehyung era realmente bonito, su nariz pequeña y sus ojos expresivos quedaban a la perfección con esos labios gruesos pero pequeños, y sus lunares le hacían verse aún más lindo, resaltando cada punto perfecto en él.

— Hyung, ojalá te vieras con mis ojos.— El mayor volteó su rostro, mirándolo directamente.— Porque entonces amarías cada parte de ti.


𝗟𝗹𝗲́𝘃𝗮𝗺𝗲 𝗮 𝗣𝗹𝘂𝘁𝗼́𝗻 → 𝐾𝑜𝑜𝑘𝑉 / 𝑉𝐾𝑜𝑜𝑘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora