34

9.6K 1.1K 223
                                    


Era la quinta vez que Seokjin escribía ese mensaje y aún no se sentía capaz de enviarlo. Desde que Yoongi fue a hablar con él y le había explicado la situación en la que se encontraba, Jin había podido entender un poco más al peliazul, pero eso no significaba que no estuviera rompiendo el corazón de su amigo, y por eso, la duda todavía habitaba en él. ¿Debería decirle a Jimin...o no?

Ahora que Seokjin sabía la verdad de la historia podía juzgarla bajo su punto de vista, pero al final seguía siendo un personaje terciario en una historia que no le incumbía, así que solo podía callar y aguantar hasta que el mínimo detalle se les fuese de las manos y todo explotara, y entonces debería prepararse para sanar el corazón de Jimin, si es que éste aún estaba a tiempo de repararse.



El pequeño rubio esperaba impaciente a su novio, sentado frente a una de las mesas de aquella cafetería a la que tanto solían ir. Después de varios días en los que no se habían visto ni en el instituto, Jimin había podido acordar verse con Yoongi de nuevo. Lo extrañaba tanto...

Los minutos pasaban y, lo que podía haber sido un leve retraso, se convirtió en media hora de espera. Los regordetes dedos del rubio repiqueteaban sobre la mesa, y bebía de su batido de fresa con nerviosismo. Yoongi no aparecía, y una extraña sensación en su pecho le decía que no lo haría. Le había enviado varios mensajes e incluso lo llamó un par de veces, pero el peliazul parecía haber desaparecido del mapa.

Cansado de esperar mirando las agujas del reloj, casi una hora más tarde de la acordada, decidió que era momento de marcharse. Pagó su batido y recogió sus cosas lentamente, esperando aún con una pequeña esperanza que Yoongi apareciera, y aunque le gritaría y se sentiría decepcionado con él, al menos quería verle. Colgó su bolso y metió el teléfono en su bolsillo después de revisarlo por última vez, este sin tener ningún mensaje nuevo, y dándose por vencido, salió de la cafetería.
Caminaba a paso lento y desganado, con una mueca triste en sus labios, hasta que escuchó una voz que lo obligó a parar de golpe. Una voz que alteró sus cinco sentidos.

— ¡Jimin! ¡Espera, por favor! — El peliazul llegó corriendo hasta él. Jimin volteó para verle con su rostro inexpresivo, pues si en ese momento expresaba algo, iba a ser una tristeza demasiado grande para poder contener las lágrimas, y definitivamente no quería llorar frente a Yoongi.— Sé que he tardado demasiado, pero-

— Vete.— Susurró, pero su voz era tosca y fría, como nunca se había dirigido a su novio. Realmente quería abrazarle y besarle hasta la saciedad, pero estaba dolido por haber sido plantado y no podía simplemente evitar aquello.

— Déjame explicarte, Jiminie. En serio tenemos que hablar.— Pero el menor no respondió, solo apartó su mirada, sintiéndose un estúpido tonto, porque sabía que acabaría cediendo ante Yoongi si éste insistía aunque fuese un poco.— Por favor...— Y como era de esperar, Jimin se dejó llevar por el amor que sentía hacia el peliazul, cediendo ante él como un bobo.

Asintió con su cabeza para indicarle a Yoongi que hablara, mas todavía no era capaz de mirarle sin romperse.

— Jimin, hay tantas cosas que he hecho mal. Y no me estoy refiriendo a esto.— Empezó a decir, y el rubio frunció el ceño sin entender.— Se supone que no debías saber esto pero...pero no puedo ocultártelo y seguir haciendo como si no te hubiera dañado.

— Yoongi...¿de qué estás hablando? — Su corazón comenzó a palpitar como nunca antes. Ni siquiera cuando besó por primera vez a Yoongi su corazón latía tan rápido. Pero ahora no se sentía eufórico, sino aterrado.

El peliazul miró hacia todas partes sin saber por dónde empezar. Lo tenía todo planeado; había ensayado como explicarle aquello paso por paso, pero ahora que tenía delante al pequeño rubio, a su tonto enamorado, no tenía ni idea de qué decir. Aunque de todas formas, ¿acaso importaba? Iba a romper su corazón igual.

𝗟𝗹𝗲́𝘃𝗮𝗺𝗲 𝗮 𝗣𝗹𝘂𝘁𝗼́𝗻 → 𝐾𝑜𝑜𝑘𝑉 / 𝑉𝐾𝑜𝑜𝑘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora