Capítulo V

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Recuerdo haber gritado, el sonido de los vidrios quebrarse, el olor a hule quemado, como todo giraba y un dolor demasiado insoportable. Fue interminable, una tortura que no llegaba a un fin. Cuando el carro por fin quedó estable comencé a sentir mi cuerpo mallugado y golpeado.

Mis ojos estaban bañados en lágrimas y sentía que algo me escurría de la frente, no quería imaginarme que era, aunque ya sabía. El cinturón de seguridad me estaba lastimando, quería quitármelo, pero no podía moverme mucho.

Busqué con la mirada a Hugo, no podía percibir nada a falta de luz, lo único que vi fue que yacía en mi dirección con la cabeza agachada, sostenida por el cinturón de seguridad. Sollocé, se veía muy mal en esa posición.

—Mamá... —gemí, la necesitaba esto no podía estar pasando— ¿Mamá? —No me contestaba, lo único que pude apreciar fue su cabello, no puede verle el rostro y me asustaba lo que podría encontrar.

Miré al espejo retrovisor y di un grito que muy buen hubiera servido para despertar a alguien dormido. Mi padre... tenía el rostro cubierto en sangre, los ojos cerrados y la boca entre abierta, estiré mi brazo para alcanzar su hombro, pero el simple movimiento me causó un dolor bastante agudo. Sabía que mi cuerpo estaba en dolor, pero forzarlo a más me causaba malestar.

Me estaba sintiendo muy débil, sabía que me iba a desmayar en cualquier instante, pero tenía miedo que sí lo hacía quizás no volviera a despertar, tenía que hacer algo, no podía esperar a que alguien se acercara y llamara a emergencias.

Entonces se me ocurrió. Mi celular estaba en mi bolsillo de mi pantalón, sólo era cuestión de sacarlo y llamar a Emergencias. Ignoré el dolor que me envolvió al mover mi brazo para retirar el celular, toqué el botón de en medio y la luz me cegó por completo y marqué al número.

Mis palpitaciones eran demasiado rápidas y fuertes, mis manos temblaban tanto que apenas podía sostener el teléfono

—Servicio de Emergencias, ¿En qué puedo ayudarle? —Mi corazón dio un vuelco cuando la voz sonó, duré un par de segundos sin decir nada, no podía hablar de lo temblorosa que estaba.

—¿Sí? ¿Hola? —Sollocé—. Necesito ayuda... tuvimos un accidente—para este momento ya no me sentía con fuerzas para seguir consciente, mi vista se llenaba poco a poco de puntitos negros. Tenía que hacer un esfuerzo, un último esfuerzo.

—De acuerdo cariño —la voz de la persona, mujer, era tranquilizante—. No te apartes del teléfono, dime que ocurrió.

—Necesito ayuda —gemí—. Tuvimos un accidente... de auto... una ambulancia...

—Permanece en la línea, por favor. Intenta mantenerte consciente —Ya no podía ver nada, me sentía tan mareada, cansada y adolorida que no sabía si mis ojos seguían abiertos o cerrados.

—Por favor... —Y fue entonces que el mundo se me vino encima como una placentera oscuridad abrazadora, lo único que recuerdo una voz de la línea del teléfono, pidiéndome que no me desmayara.

Es aquí cuando más tenemos que apreciar lo que tenemos, nunca sabemos cuándo puede ser el último día que las tengamos. Siempre sé agradecido, sé una buena persona, haz feliz a tu familia y amigos, hazles saber que los amas y demuéstraselos.

Esta vida no es eterna, algún día te arrepentirás de no haber hecho lo que te digo, pensarás en lo que hubieras o no hubieras hecho y aquellos pensamientos te perseguirán el resto de tus días... como a mí.

Mi nombre es Rose Weasley y desearía no haber hecho enojar a mi madre ni haber distraído a mi padre mientras conducía.

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⏰ Last updated: Apr 18, 2018 ⏰

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Sadness AugustWhere stories live. Discover now