Mamá y su historia

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—¿Cómo es mamá? — Inhalo con fuerza por lo repentina que es la pregunta. Ally nunca me había preguntado por ella, es algo que siempre hemos evitado.

—Ally... — La miro con tristeza.

—Noah, si prefieres no hablarlo...—Termina por bajar la voz.

—No es eso, es que no quiero hacerte daño. —Sigo sinceramente. No creo que hablar de la mujer que nos dio la vida a las dos y que abandonó a una de nosotros sea precisamente bueno para mi hermana pequeña.

—Solo tenía curiosidad de saber como es. — Responde con una sonrisa intentado quitarle importancia, pero veo que su sonrisa es triste.

— ¿Qué quieres saber de ella? — Cedo al final.

—Bueno, tía Juli, me ha contado como es físicamente, basándose únicamente en las pocas veces que ha podido verla... Aunque yo quiero saber como es, de personalidad. —Explica Alison.

Cuando tía Juliette tenía la edad de Ally mamá solía ir a verla (solo tenía once años) y sin que los soldsdos la vieran le traía comida a Juli y se la tiraba por encima de la verja.

En aquella época no había tanta seguridad.

Un día la pillaron, la cogió un soldado, no la denunció, porque era demasiado pequeña, pero si que la llevó a su casa y se lo explicó a sus padres, mis abuelos. 

Desde ese día mi madre no volvió, ni visitó a Juliette ni se acerco a la verja. La ultima vez que Juli vio a mi madre fue cuando le entregó a Ally, hizo como si no la conociera para nada.

Obvio que todo esto me lo contó mi tía, de la boca de mi madre nunca ha salido nada parecido, a lo que ella le respecta yo soy ajena a toda esta información. 

—Bueno... Ella es... No sé como explicártelo, es muy diferente a lo que es tía Juliette.  Mamá es estricta, en casa se debe hacer lo que ella diga, si ella decide que me tengo que poner un vestido que a mi no me gusta, me lo tengo que poner sin discusión. Aunqud intenta ser una buena madre, cree que si tengo todo lo que quiero seré feliz, cree que si me da todo lo que pido olvidaré que ha abandonado a mi hermana pequeña. —No quería que mis palabras sonaran con el tono de resentimiento que lo han hecho.

—¿Te ha hablado alguna vez de mí? - Pregunta con tristeza, hemos llegado al punto donde no quería ir a parar.

—No puede hacerlo, va en contra de las normas y no sabes cuanto le importan las normas a mamá. —Le digo. —Bueno, una vez cuando tenía diez años, la oí hablar con papá sobre ti, estaban discutiendo, ella le dijo que era normal que se sintiera culpable que ella era tu madre y papá le decía que dejara el tema, que alguien podía oírla y la encerrarían, que ya habían pasado dos años, entonces mamá se puso a llorar. —Termino explicando. —Desde ese día no los he vuelto a oír hablar sobre el tema. Ellos no saben que los oí, esa semana empecé a llevarme mejor con mamá, llevaba dos años sin realmente perdonarla, y aún así, ahora todavía no sé si lo he hecho.—Termino por confesar.

—¿Y cómo es vivir en la ciudad?—Cuestiona.

—Una caca. —digo y ella se ríe. —¿Por qué crees que estoy siempre aquí? —Pregunto con una sonrisa.

—Creía que por mí. —Me dedica su tierna sonrisa.

—Vaya Ally, qué egocéntrica, yo vengo aquí para escaparme de allí. —Las dos nos reímos.—Ally cariño, levanta la cabeza quiero sacar el móvil para ver qué hora es.— Ella lo hace y se incorpora, meto las manos en los bolsillos de los shorts y no encuentro nada, pruebo con los de atrás y nada. Me empiezo a poner nerviosa.

—¿Qué pasa? —Pregunta Alison viendo mi cara de ansiedad.

—No encuentro el móvil.

—A lo mejor se te ha caído en el bosque.

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