CORRE, CORRE, CONEJITO, CORRE
–Oye...
Jeongguk enterró aun más la cabeza bajo la sábana con la esperanza de ser capaz de anular la voz del hombre, pero fue un gesto inútil. Ya estaba lo suficientemente despierto como para ser capaz de confirmar a través del bullicio que el zulo estaba lleno de gente: palabras y risas a alto volumen, el sonido de las sillas siendo retiradas y cosas estrelladas sobre las mesas. Incluso a estas horas pudo detectar el inconfundible aroma a cerveza barata, aunque tal cosa no le sorprendió en lo más mínimo. El edificio siempre estaba inundado por el acre hedor a alcohol y los amargos toques de varios productos más. Como a hierba, algo muy parecido a lo que metería en su mochila en un par de minutos. Sin embargo, a pesar de tal cosa, no tenía nada de ganas de levantarse. El sofá roto no era realmente cómodo, pero se había acostumbrado a él y al menos había conseguido ponerse en una postura cómoda: piernas recogidas frente a su tronco y uno de los brazos doblado bajo la única almohada de la que disponía. Estaba cómodo y calentito y se quedaría felizmente tumbado de este modo un considerable rato más si así pudiera.
–Eh, niño, hora de despertarse.
Murmuró algo ante tales palabras y logró subirse la sábana por encima de la cabeza hasta quedar oculto en su totalidad por el tejido de lana. Cuando inspiró de nuevo, también encontró cálido el aire que llegó a sus pulmones, y pudo oler el detergente con el que había sido lavada para eliminar el tufo a bebida. Era un aroma agradable, fino y ligeramente floral, y...
–¡Venga, levanta el culo, niño!
Una mano agarró la sábana y se la arrancó violentamente del cuerpo. Jeongguk intentó tomar un puñado de ésta, pero sus dedos acabaron cerrándose en el aire. Entonces sintió unos cuantos empujones en el hombro y eso fue lo que le hizo abrir los ojos finalmente. Lo primero que vio fue negro, y le tomó un par de segundos deducir que se trataba de los pantalones de alguien; un material arrugado por el uso, claramente no planchado. Sus ojos quisieron cerrarse de nuevo por el enorme peso que suponían sus párpados, pero se forzó a sí mismo a aletearlos un par de veces y disminuir tal necesidad. Se removió y consiguió sentarse con algo de esfuerzo, escuchando el cochambroso sofá quejarse por su movimiento.
–Urgh... ¿qué hora es? –preguntó Jeongguk, alzando una mano para restregársela por los ojos bruscamente. Se dio con tanta fuerza que fue capaz de ver pequeñas galaxias de estrellas bajo sus párpados, y ni siquiera se molestó en ocultar el bostezo que escapó de sus labios. Volvió a bajar los brazos a su regazo y alzó la mirada para ver quién le había despertado.
No le fue difícil reconocer al hombre, ya que Jaebum siempre llevaba gafas de sol, incluso aunque no hubiera necesidad alguna para ello. Estaba casi convencido de que el hombre también las llevaba de noche y cuando iba al baño. Tal pensamiento fue suficiente para hacerle bufar una risa para sí mismo, y pudo imaginarse los ojos del tipo entrecerrándose a causa de la confusión tras esas lentes oscurecidas. No llevaba su chaqueta –la cual estaría tan arrugada como sus pantalones– y su camisa blanca estaba desabrochada, dejando a la vista la camiseta que llevaba bajo ésta. También tenía las mangas subidas, y Jeongguk pudo ver a la perfección sus tatuajes en contraste al blanco algodón. La cabeza de un dragón había quedado visible por encima del cuello de la camiseta. Jaebum tenía varios más, de un menor tamaño, por los brazos, pero todos eran más o menos de lo mismo: dragones, colmillos, fuego, todo tipo de cosas relacionadas con la organización. Sin embargo, a pesar de tener cerca de diez tatuajes en la mitad superior de su cuerpo, él no era el miembro que contaba con más de ellos. Incluso Yoongi tenía más solo en uno de sus brazos.
–Hora de que te te puto muevas, niño –dijo Jaebum mientras levantaba un brazo y señalaba la dirección a la entrada del local alzando el pulgar por encima del hombro. –Tienes trabajo que hacer.
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TASTE OF INK
Fanfiction𝘵𝘢𝘴𝘵𝘦 𝘰𝘧 𝘪𝘯𝘬 universo alterno - gangsters, violencia organizada, uso y tráfico de drogas por menores, violencia, gore leve, lenguaje explícito, angst.