eyes nose lips.

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Sabes que nunca fui un experto escribiendo cartas, pero en esta única vez hice el intento de una. La he hecho por ti, porque quiero demostrar lo acabado que me sentí, y espero que mis palabras hayan sido las correctas para describir mi dolor.

Jeon Jungkook, ¿recuerdas cuando nos confesamos? Apenas salíamos del instituto cuando lo hicimos. Te había invitado a casa y tu no te negaste, y justo ese día, de alguna manera, pude decirte lo mucho que te amaba, te conté sobre mis sentimientos encontrados por ti. Tú lloraste porque tu amor había sido correspondido y dejamos que nuestro primer beso nos juntara en un lazo. Aunque claro, al ser menor que yo tenía que tener cuidado para no recibir quejas de parte de tu familia.

Fueron los seis años más hermosos de mi vida, porque pudimos estar juntos a pesar de los tantos obstáculos con los que nos hemos topado, y aún con esos obstáculos tú no soltaste mi mano ni un segundo.

Pero nada tuvo sentido cuando tuviste que soltarme, aún cuando yo no quise hacerlo. Y quiero decir que he sido tan egoísta contigo, así fue como tú me dijiste. Y tienes razón, fui tan egoísta porque jamás quise soltarte. Me dijiste llorando que yo he cambiado y que ya no sentía esas mariposas revolotear cada que estabas conmigo, porque te sentías como un ave en una jaula. No te estaba dando la libertad que esperabas. Pero ahora lo hago ¿verdad? Lo hago sólo porque quiero verte sonreír de nuevo.

Una vez me preguntaste "¿qué fue lo que viste en mí? ¿cómo te enamoré?"
Y mi respuesta fue corta: "vi en ti lo que en los demás no puedo ver." Y ahora, en esta carta, podrás saber la razón por la cuál me enamoré de ti. Pero han sido tantas cosas que en una simple hoja de papel no cabrá todo lo que pienso.

Eres hermoso, eres tan bello como un jardín con excesivas flores de colores que pintan el paisaje. Porque tú tienes una esencia exquisita como el de una flor, pero eres más hermoso que una. En tus ojos pude ver la galaxia, pude ver las miles de estrellas en ellos, pude ver la aurora más bella, y también pude ver la noche siendo iluminada por la luz de la Luna.

Y esos ojos, los ojos más bellos que he visto, sólo podían verme a mí, y tus miradas, aún sin que tú dijeras una sola palabra, me decían todo lo que pensabas, me decían cómo te encontrabas, es por eso que nuestras mirabas chocaban, porque así podía saber cómo te sentías... por hacer eso siempre terminabas con tus adorables mejillas en un tenue color carmín. Para mi desgracia, no tendré una oportunidad de ver tus ojos brillar cada que quieras mirarme.

Mis labios siempre sentían la necesidad de besar tu pequeña nariz, y tu no te oponías, sólo sonreías y decías "hyung, me haces cosquillas." Pero no podía detenerme tampoco, me gustaba darle cariñitos a tu nariz porque podía provocarte risas y sonrisas. Amaba tu respiración tan pacífica, amaba como arrugabas tu nariz cuando algo te desgusta, así como la vez que intenté prepararte el desayuno y tú me dijiste sonriendo que soy un desastre en la cocina. Por mi culpa, jamás podré ver más esa linda nariz que sólo tú puedes tener.

Y cómo describir esos hermosos labios pintados como el color de una dulce cereza, esos labios que me gustaba besar para degustar tu inigualable sabor, esos labios que me susurraban "te amo" noche y día. Tus labios eran mi adicción, porque podía jurar que, una vez que los probaba, no podía separarme de ti. Me gustaba cuando de tu boca salía mi nombre, porque tu voz es una armonía preciosa para mis oídos, era como una canción de amor, lo puedo jurar. Extrañaré demasiado tus palabras de amor. Extrañaré besar tus labios, amor mío.

Deseo con toda mi alma que encuentres a la persona indicada para ti, alguien que no sea un torpe como yo, alguien que no te quite tu libertad así como yo lo hice, y deseo que puedas ser alguien inmarcesible a pesar del dolor que te causé. Pido disculpas por haberte echo sentir mal todos estos años juntos que, según yo, eran tu cárcel, porque sé que te sentiste un prisionero bajo mi 'cuidado'. Disculpame por ser un imbécil, no merecías tener a alguien como yo.

Te amo, Jungkook, siempre estarás en mi corazón aún si éste ha dejado de latir. Fuiste mi bello amanecer, mi hermoso resplandor. Ahora es momento de dejarte ir.

Taehyung, el chico estúpido que rompió tus ilusiones.

Dejó el lapicero en su escritorio y guardó aquella carta en el sobre con duda. ¿Estará bien hacer esto? Sin embargo, los sentimientos negativos le invadían cada vez más en un segundo que pasaba. Se sentía una bestia de persona, una bestia que no merecía ser amado. Limpió su escritorio para que el sobre sea lo único que llame la atención de Jungkook, porque sabía que el vendría todavía por sus últimas pertenencias.

Podía ser un acto bastante egoísta, mas en su cabeza que la decisión ya tomada cuando se sintió miserable, pues en el momento donde su ex pareja había dado indicios de terminar, los nervios estaban dando espasmos a su ser.

Tomó la soga que reposaba en su cama y subió a ésta última. No quiere pero su dolor lo carcome por completo. Enrolló la soga en su cuello y se aseguró a que tuviera un nudo difícil de desatar. Dejó el otro extremo atado al techo y, al impulsarse, sus pies dejaron de sentir la suave textura de la cama donde alguna vez compartió dulces momentos con su pequeño. Porque aún seguiría siendo su pequeño para él.

Jungkook frotó sus manos debido a la baja temperatura en la ciudad. Estaba dudando en si entrar o no, porque podía ir por sus cosas al siguiente día o cuando Taehyung se fuera de casa. No quería verle, no ahora, pero aún tenía ese sentimiento que le incitaba a verlo y abrazarlo con fuerza. Sacó sus llaves del bolsillo de su pantalón y las insertó en la perilla de la puerta.

—¿Taehyung? —preguntó bajo al entrar a casa y cerrar la puerta— ¿Estás-estás aquí?

Mientras avanzaba, miraba a sus lados con tal de encontrar a Taehyung. Tal vez está dormido, pensó. Subió las escaleras, sintiendo sus piernas temblar y casi sin responder.

Cuando finalmente llegó a la habitación, observó la puerta frente a él con ansiedad en su mirar. Respiró hondo y cerró los ojos tratando de recuperar tranquilidad.

—¿Taehyung? —tomó la perilla y abrió la puerta lentamente— Taehyung, vengo por mis-

Un grito ahogado emitió Jungkook al ver al chico que aún parecía amar con los ojos cerrados, colgando del techo y sin dar señales de vida. Corrió hacia él, tomando sus ya heladas manos entre las suyas mientras las lágrimas ya hacían su aparición. Lo sacudió intentando despertarlo pero sabía que era inútil el intento. Sabía que no podía hacer nada.

—¡Taehyung, despierta!

Subió a la cama y trató de deshacer el nudo que Taehyung hizo imposible, sentía los nervios a flor de piel, quería salvarlo después de todo. Pero no es posible ahora.

—Esa no era la manera en que tenía que despedirme —sollozó—. ¡Esta no era la manera!

Se tiró en la cama ya conocida para él, se hizo bolita al flexionar sus piernas e inclinar su torso. Sus manos estiraban con desesperación su cabello al sentir miedo de verlo. No podrá, no podrá limpiar la imagen del chico de sus sueños colgado de una soga, no podrá evitar erizarse por recordar la frialdad de su piel.
¿Qué haría ahora? Esa no era la manera para irse de este cruel mundo. Aún sentía ese amor hacia Taehyung a pesar de que estuvo cegado por su orgullo. Fue muy tarde para remediar las cosas.

—No debiste hacer esto... —susurró.

eyes nose lips. taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora