Kim Seokjin
Ya me estaba arrepintiendo de haberme inscrito en aquellas malditas clases de cocina nocturnas, pero era el único momento del día que tenía libre de vez en cuando. Hice un esfuerzo por asistir aquel jueves, llevábamos poco más de un mes de clase y ya me había posicionado como el favorito del profesor/cocinero. Los chicos estaban obviamente encantados.
-Antes de comenzar, quiero presentaros a alguien. Se incopora un poco tarde, pero acaba de llegar a la ciudad, así que vamos a darle un buen recibimiento con algo de repostería.
La nueva incorporación se personó como T/N y aportó información básica como cuántos años tenía, de dónde era y que se sabía pésima entre fogones, rogó la disculpásemos de antemano por los desastres que causaría. Al profesor pareció divertirle e insistió en que yo fuera su compañero.
Aquello podía ser interesante.
Min Yoongi
Me acerqué al mostrador y posé la pila de CD's que había pasado la última hora y media seleccionando por toda la tienda. Esperé pacientemente a que alguien se dignara aparecer y atenderme. El espanta espíritus colocado en la puerta tintineó indicando que alguien entraba. Observé con curiosidad, se quitó la capucha y la gorra con parsimonia antes de pasar al otro lado de la mesa. Iba examinando cada disco mientras lo cobraba y al terminar una sonrisa le surcó el rostro. Me quité los enormes cascos y los coloqué en torno a mi cuello, quería escuchar lo que tenía que decir.
-Deberías escuchar más clásicos. No sé, Busta Rhymes, Notorious B.I.G., 2pac, Big Pun, Redman...dales una oportunidad.
<<Increíble>>, pensé con ironía ladeando la cabeza y no pude evitar reírme. Definitivamente me dejaría caer otra vez por allí.
Jung Hoseok
Estaba muerto de sed, tanto que me importaba muy poco el aspecto que tenía después de tantas horas de ensayo. Entré en la tetería sin pensármelo dos veces, sorprendido de que continuara abierta a esas horas. ¿Cómo es que nunca me había fijado antes en este lugar tan acogedor? Era un local bastante pequeño, con muy pocas mesas y un aspecto retro que daba ganas de convertirlo en tu lugar de paso habitual.