Dos

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Vida normal: Las dos palabras que utilizó un sonriente Simons para despedirlo del hospital. 

Había pasado tan sólo dos días inconsciente. Las únicas secuelas que permanecían en él eran un pequeño pero molesto esguince en su pie izquierdo y la inquietante amnesia. Amnesia que según Simons se iría sin demasiado esfuerzo dado que no poseía lesiones cerebrales.

Sin embargo, "vida normal" era lo único que no podía aplicarse a su situación actual.

Sus ojos vagaban entre su madre, sentada a un lado suyo sobre el sofá, y el oficial de policía frente a ellos que bebía café mientras estudiaba sus acciones.

-         Entonces, Harry ¿no recuerdas nada de tu accidente? –habló, dejando la taza a un lado.

-         No –enfatizó moviendo su cabeza-. ¿Por qué me lo pregunta, oficial? ¿Sucede algo?

Desde que el timbre lo obligó a brincar de la cama y trastabillar apresurado hacia la puerta de su departamento para hallarse a sus dos visitantes esperando por él, supo que algo no andaba bien. Llevaban una hora exacta sentados en su piso y todavía no obtenía ninguna respuesta.

-         Hemos hallado al auto que te embistió -explicó-. Se encontraba incendiado en un basural. Sucedió el día posterior a tu ingreso en el hospital.

-         ¿Qué creen que eso signifique? –indagó.

-         Bueno –el oficial carraspeó y se inclinó con los codos en sus rodillas-. Tenemos varias hipótesis. Podría ser un robo, el ladrón se sintió acorralado luego del inesperado choque y decidió deshacerse de las pruebas. O simplemente se trata de alguien que cometió una infracción y huyó para no pagar las consecuencias.

-         ¿Y por qué recurren a mí? 

-      Queríamos que estés al tanto de nuestra investigación. Cuando los hechos vuelvan a ti, podrías sernos de gran ayuda.

Harry asintió confuso. Su madre le acarició la espalda para conseguir que su atención se centre en sus palabras.

-         Cariño, el oficial también ha venido hasta aquí para hablar de tu padre.

Su padre era un hombre de negocios, dueño de un importante laboratorio.

A pesar de no haber sido nunca aquella figura paterna presente con la que un hijo puede dialogar y practicar deportes, Arthur Styles siempre había estado ahí para él. Solía revolver su cabello y obsequiarle algún que otro autito de juguete.

Lo quería, claro, llevaba su sangre y su apellido. Además, él era un firme partidario de aferrarse a los buenos recuerdos. Después de todo, lo peor que hizo su padre en sus veinte años fue no asistir a sus actos escolares y él ya lo había perdonado por eso. 

Creía que eran pocas las acciones que no merecían perdón. Dentro de lo lógico, claro está. 

-         ¿Qué ha pasado con papá?

-         El señor Styles se encuentra detenido, Harry.

La voz del oficial sonó dura al mencionar su nombre.

-         Ha sido un error, ¿cierto? –parpadeó hacia su madre e intentó detener la invasión de agua en sus ojos-. ¿Cuándo estará en libertad? 

-         Recibimos una denuncia acerca de producción y venta de una sustancia ilegal en sus laboratorios. Estamos trabajando en ello, pero han sido encontradas pruebas en su contra y mientras no se solucione la situación, tu padre deberá permanecer en prisión -continuó el oficial.

-         Es inocente. ¿Verdad, mamá?

-         Eso espero, cariño –Anne acarició su rostro y pasó el pulgar bajo sus ojos.

-         Me temo que mi trabajo aquí está hecho –el oficial se puso de pie, acomodando su cinturón -. Hablé con la señora Anne todo lo legal del asunto –buscó la afirmación en el rostro de su madre -. Te diré lo mismo a ti, si el señor Styles es inocente saldrá en libertad cuanto antes, no debes preocuparte por ello. Cualquier cosas que pase, recuerdes o necesites, no dudes en comunicarte conmigo.

El oficial estiró una rectangular tarjeta hacia él. Harry la tomó y visualizó con rapidez su nombre y un número de teléfono anotado en ella.

-         Lo acompaño –la voz de Anne intervino en su silencio-. Cielo, debo regresar al trabajo. Vendré a prepararte la cena, ¿de acuerdo?

Asintió como respuesta, estaba demasiado consternado para formular oraciones.

-         Ven a cerrar –murmuró su madre antes de besar su mejilla y acercarse a la puerta. 

Harry reaccionó y se puso en movimiento. Sostuvo la puerta abierta y se refugió tras ella mientras esperaba verlos descender por el ascensor.

Sacudió su mano en saludo antes de perder a ambos de vista. Estaba dispuesto a entrar cuando el departamento frente a él se abrió, develando una tonificada anatomía de cabello castaño y profundos ojos azules.

-         Hey –lo saludó con una leve inclinación en sus labios-, veo que estás mejor.

-         S-sí, yo... -tartamudeó-. Me han dado de alta ayer.

-         Me alegro –confesó, sin moverse de su lugar.

-         Gracias –procuró sonar seguro esta vez-. Me ha dicho mi madre que fuiste tú quien me llevó al hospital.

-         Oh sí, descuida –agitó su mano restando importancia.

-         Soy Harry -se presentó, curioso por conocerlo apropiadamente. 

-         Lo sé –rio, sonando entre divertido y apenado-. Soy Louis. 

Quiso golpearse a sí mismo al recordar que el chico lo había llamado por su nombre en el hospital. Lo conocía, pero Harry a él no. 

-         Lo siento –agachó el rostro avergonzado. El movimiento le hizo notar el vestuario completamente en gris y negro del castaño-. Supongo que te has mudado aquí hace poco, no te recuerdo de un mes atrás.

Intentó bromear y justificarse al mismo tiempo.

-         Hace tres semanas, para ser exactos.

-         Casi –se carcajeó-. Lamento esto, es como si alguien hubiese suprimido mis recuerdos. Me esfuerzo por volver a esos días, pero no encuentro nada.

-         Puedo ayudarte si quieres.

-         ¿Hablas en serio?

-         Te debo un favor, me has ayudado con la mudanza y desperdiciaste varias de tus tardes en mostrarme la ciudad, es lo menos que puedo hacer por ti. 

-         Oh –rascó su nuca con inquietud y temor-. ¿Dices que funcionará?

-         No lo sé –se encogió de hombros-. Pero podemos intentarlo.

-         De acuerdo -accedió. 

 Sonrió ampliamente, animándose a mostrar sus hoyuelos, cómodo por primera vez con la imponente figura frente a él. 

----- xx ----- 

Hola! Lo siento si les resulta aburrido, prometo que de acá en adelanté se pondrá más entretenido, o eso creo...Acá es cuando me arrepiento de decidir hacer una aclaración y no se qué decir ni cómo despedirme... Gracias a quienes leen y comentan, es muy importante para mí, gracias, muchas. 

:) 

Winter | Primera Parte | L.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora