Una vez me calmé Simón me saco de allí. No le dije nada, pero fue lo suficientemente inteligente para darse cuenta de que aquel sitio me recordaba a Oliver y a mis amigos, así que nos fuimos a otro lugar. Entramos dentro del primer bar que encontramos por el camino. No era para nada acogedor. La gente no me inspiraba confianza, y en cuanto a la decoración lo único que podía decir es que parecía que estuviéramos en Halloween. Simón no le dio mucha importancia a todo esto así que decidí hacer lo mismo. Al fin y al cabo cualquier sitio en el que pudiera hablar tranquilamente con él me venía bien. Simón pidió un par de bebidas de la carta para los dos, parecía que conocía este lugar, y así me lo confirmó.

—De vez en cuando vengo a tocar aquí con los chicos. Te juro que es mejor de lo que parece, no te dejes influenciar por la apariencia— asentí.

Nos sentamos en una de las mesas del final para que nadie nos interrumpiera, tenía muchas cosas que contarle y él lo sabía. Una vez nos trajeron las bebidas, empecé a contarle todo lo que me había pasado desde que Isaak me dijo que le gustaba Oliver hasta las duras palabras de Sarah. Se lo conté todo, no me dejé nada por decirle. Incluso le dije quién era mi admirador, como tomé la decisión de romper con Oliver, etc. En todo momento Simón me prestó atención, no se perdió nada. Por su expresión seria no sabría decir que es lo que estaba pensando. Ojalá no me odie él también. Entonces ya si que no sabría que hacer. Mientras dejo que Simón analice toda la información recibida me pongo a pensar en mi situación. De tenerlo todo he pasado a no tener nada. Es triste, lo sé. Todavía no sé como va a reaccionar Isaak cuando Sarah le diga lo mío con Oliver. Bueno, su versión de los hechos. Tengo miedo de que Isaak le diga algo a Ethan, eso sería lo peor que me podría pasar ya que no lo conozco y no sé de que sería capaz.

—Es más grave de lo que parece— Simón rompió el silencio. Me cogió las manos por encima de la mesa y me dio un leve apretón. Quería volver a llorar, pero le prometí que no iba a volver a hacerlo. —Sí, es grave— repitió. —Pero eso no quita que no tenga una solución. Solución tiene, estoy seguro.

Pasaron las horas y a ninguno de los dos se nos ocurrió nada. Era hora de cerrar, así que nos tocó irnos. Una vez fuera le conté a Simón lo que me había parecido el bar, sobre todo la decoración. Cuando le dije que parecía que estuviéramos en Halloween se le iluminaron los ojos.

—Allison, me acabas de dar un idea— no sabía cómo lo que le acababa de decir podría haberle dado una idea, pero me alegré de haberlo hecho. —Vamos a hacer una fiesta de disfraces en el Tikki's. Conseguiremos que vengan tus amigos y Oliver. Como irás disfrazada no te reconocerán y podrás hablar con ellos y cuando veas que va bien la cosa, les cuentas la verdad y les pides perdón. Yo te ayudaré a escoger el disfraz idóneo— Simón estaba realmente emocionado, en el fondo se le podía notar que tenía ganas de fiesta.

En ese momento la idea me pareció bien, no se nos ocurrió nada más, así que la echamos adelante. En los días siguientes le ayudé a prepararlo todo para la fiesta, eso sí, cuando se acababan las clases. Unas clases en las que me sentaba siempre sola detrás de Isaak y Sarah que ni siquiera se dignaban a mirarme. Tenía esperanzas de que las cosas se arreglaran en la fiesta de Simón, tanto con ellos como con Oliver. No lo había vuelto a ver desde aquel nefasto día. Tenía miedo de que se hubiera ido de vuelta al campus de la universidad y que no fuera a pasarse por la fiesta, de todas maneras, no perdí la esperanza.

Después de casi una semana preparándolo todo, llegó el día de la fiesta. Fui la primera en llegar, así podría ayudar a Simón a preparar los últimos detalles. Simón iba disfrazado de zombie, llevaba sombra de ojos alrededor de los ojos, sangre falsa por la cara y la ropa destrozada. Iba bastante sencillo, pero sin embargo aquello le quedaba bastante bien. En cuanto a mi vestimenta... Yo iba a matar a Simón, me había convencido de que me disfrazara de Dorothy, la niña del Mago de Oz. Estaba ridícula, parecía una cría y era muy fácil reconocerme.

No te enamoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora