Capítulo O8

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Cállate

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Cállate.

Jungkook se despertó sobresaltado. Había dejado de respirar mientras dormía y sus ojos se abrieron de golpe, sentándose mientras inspiraba, obligándose a calmar su propio cuerpo.

Con ambas palmas apoyando su peso en el colchón, dirigió su mirada a la cama contigua. Solo vio la espalda de Taehyung. Su respiración sonaba pesada.

Salió de la cama. El frío recorrió desde sus pies descalzos hasta sus hombros, sufriendo un escalofrío. Siseó ante el cambio de temperatura.

Le molestó haberse despertado. Eran las 3:58 a.m. Él debería estar en sus sueños, dejándose arrastrar por realidades ambiguas, distrayéndose de la pesadilla que vivía en la consciencia.

Con pasos vagos, se alejó de su cama, pasó por delante de la de Taehyung. Abrió la cristalera que daba paso a la terraza y salió, cerrando con sumo cuidado.

-Ah, qué frío -se encogió en el sitio a la par que la brisa nocturna le golpeaba.

Apenas vestía una camiseta de manga corta y unas bermudas. Además, aún retenía algo del calor de las mantas. Pero sabía que incluso volviendo a la cama sentiría hielo en las venas.

Cuando miró a Taehyung hace algunos segundos, debatió consigo mismo si hacerse un hueco en su cama y acurrucarse con él o seguir enfadado.

Sus ojos cerrados recibían el suave viento, su cabello rebelde se mecía con él. Se apoyó en el murillo del balcón, asomándose a la ciudad. Llena de luces, de gente yendo y viniendo, de aromas y música.

Cruzó sus brazos sobre el poyete. Exhaló.

La discusión de las horas antes le volvía a la cabeza como una serie de episodios desordenados. Los gritos se mezclaban con los besos. Las palabras retumbaban en su cabeza.

Cállate.

Llevó una mano a su frente. Apretó los párpados y se mordió el labio.

-Soy tonto.

La sonrisa de Taehyung, en sus recuerdos, se convirtió en una mueca de desprecio, decepción en sus ojos. Tembló, y no supo decir si por el frío o por el recuerdo de los cristales rotos.

Cuando Taehyung le pidió que le hiciera el amor lento, su corazón se detuvo. Se lo había dicho con estrellas en los ojos, con adoración, con un cariño desorbitante, tal como era el amor entre ellos.

Pero él no podía. No podía darle lo que Taehyung quería. Se merecía un amor sin dudas, sin excusas, sin obligaciones ni agridulces.

Se merecía tanto y él no podía darle nada. Una vida plena que él, egoísta, le estaba arrancando.
Una tranquilidad que se perdió en el instante en el que se empezaron a amar.

Un dilema que Jungkook aún no había podido solucionar.

Una lágrima caliente resbaló por su mejilla, enfriándose en cuanto el aire la tocó. Se la quitó con la mano.

El dilema de ser gay ー taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora