—Pero pasen...— dijo sonrientemente el señor Entramos al salón, si por fuera era enorme, por dentro aun mas, era más o menos asi:
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— ¿No crees que es ''algo'' grande?— le pregunte sorprendida a mi madre —Claro que no. Es perfecto— dijo emocionada — ¿Enserio invitaran a tantas personas?— ahora le pregunte a Kevin —_____ (tapdo)... no es cualquier cosa...— me dijo sonriente —Te convertirás en la Señora Jonas.... — dijo con tono elegante —Sabes no me agrada ese título...— le dije riendo —Cual ¿Señora?— pregunto —No... Jonas...— reí —Sabes... no me causa gracia— me dijo tratando de no reír Kevin y mi madre fueron a la oficina para contratar el salón, lo poco que escuchaba era que mi madre decía que ellos pagarían la mitad del salón, pero Kevin se negó diciendo —...Mi hermano quiere que todo corra por su cuenta— -Seguramente es un engreído y presumido...- pensé Cuando al fin salieron de la oficina, subimos al auto y fuimos a casa. Mi madre bajo rápidamente y entro a la casa. —______ (tapdo)...— me llamo cuando baje del auto — ¿Mande?— le pregunte —Mi hermano se muere por conocerte...— me dijo seriamente —Si...— dije fingiendo ilusión —Yo no...— cambie mi tono a uno totalmente frio —Tal vez si lo conoces, las cosas serán más fáciles...— me dijo tratando de convencerme — ¿Fáciles?— pregunte riendo — ¿Crees que es fácil casarse con un desconocido?— le pregunte seriamente —No...— miro hacia abajo —Pero yo creo que podría ayudar...— insistió —Yo no lo creo...— le dije para después caminar hacia mi casa Entre a mi habitación y me deje caer en la cama, estaba totalmente rendida, había pasado todo el día caminando viendo salones. Me levante y tome mi piyama, inmediatamente regrese a mi cama para después quedarme profundamente dormida. ... Los días pasaban rápido, siempre había personas en mi casa, si no eran los de las flores, eran los de las invitaciones o los de las fotos. Conocí a la madre de mi próximo esposo, su nombre era Denisse, era una mujer adorable y simpática. Según lo que vi, era muy amiga de mi madre. Ya que parecían llevarse muy bien. Las invitaciones estaban entregadas, el salón estaba listo, al igual que todo para la ceremonia, mi vestido llegaba mañana, ósea un día antes de la boda, lo habían mandado hacer a mi medida. ... Llego el gran día, el día que todos esperaban... excepto yo. Me desperté por el intenso ajetreo que había en mi habitación, ya que no es común, despertar y ver más de diez personas dentro de tu habitación un lado a otro. Habían montado un salón de belleza y uno de costura. —Vamos princesa es hora de levantarse...— me dijo una amable chica — ¡Pero si son las nueve de la mañana! ¡La boda es a las cinco!— me envolví en mis sabanas —Por eso mismo... tenemos poco tiempo para maquillarte, peinarte y medirte el vestido...— me dijo aceleradamente — ¡a la ducha!— dijo mientras estiraba todas mis sabanas. No me dejo otra opción más que levantarme. Abrí la llave dándole paso a el agua fría, para que se templara, en segundos comenzó a salir vapor, lo que me indico que podía entrar. Tome un baño exprés, Salí y me envolví en una toalla blanca que previamente había tomado, apenas y Salí me sentaron en una silla. Una persona arreglaba las uñas de mis manos, otra de mis pies, una secaba mi cabello rápidamente y otra me tomaba de la barbilla como analizando mi rostro. — ¿Pero qué?— grite cuando me di cuenta de que cortaban mi cabello pero solo obtuve un ''Shh'' por respuesta. Terminaron de peinarme, dejaron mi cabello suelto con unas ligeras curvas en el, comenzaron a maquillarme de una forma natural, solamente me pusieron labial de color rojo. — ¡Ahora el vestido!— grito la que seguramente era la encargada — ¡Vamos que solo quedan dos horas!— volvió a gritar haciendo que todos corrieran por lo que faltaba
